Eme, i, erre son las iniciales de Médicos Internos y Residentes. El sistema de formación de postgrado español es un excelente medio de formación de especialistas…que hace años que precisa una renovación.
Por generación formo parte de los impulsores de un sistema de formación que, hasta los años 70, era desconocido en España. Participé en las primeras discusiones y conocí de primera mano las limitaciones que acabaron constituyendo el sistema. Al final, se había copiado el sistema de los Estados Unidos, pero sólo en parte. En su ulterior desarrollo, en medio de las incertidumbres de la transición democrática, se optó por no introducir las mejoras que precisaba y, posteriomente, el uso no ha hecho más que perpetuarlas. Ninguno de los gobiernos posteriores, ni siquiera cuando se gestó y aprobó la nueva Ley de Sanidad del ministro Ernest Lluch se atrevieron a modificar nada substancial. Supuestamente ese inmovilismo se mantenia por el convencimiento de los dirigentes en que era un sistema ecuánime, justo y equitativo. Como trataba a todo el mundo igual, ya estaba bien, cuando lo que se hacía era tratar a todo el mundo igual…de mal.
El sistema tiene numerosísimos defectos pero el peor de todos es que ha establecido una “meritocracia” entre los facultativos absolutamente artificial, donde la selección de especialidad no reconoce más orden que las preferencias de los que sacan mejor nota, preferencia cuyo factor más relevante es el futuro de rendimiento económico que pueda tener cada especialidad concreta.
El otro gran defecto es la imposibilidad de los centros dedicados a la formación, los hospitales, de participar de alguna forma en la selección de candidatos.
Muy resumido se puede decir que se copió el sistema norteamericano de los “National Boards“, pero se obvió el “National Residents Matching Program” ( también en http://www.nrmp.org/).
La otra cutrez es que un considerable número de los candidatos se apuntan a unas “academias” para preparar el examen porque, evidentemente, en la Facultades de Medicina no les enseñan lo suficiente como para pasar el examen. Encima. este año, el peso del expediente académico ha pasado de representar un 25% de la prueba a un 10%. Eso es lo que valen 6 años en la facultad. Como esas academias aconsejan a los candidatos sobre si se deben presentar o no segun sus conocimientos, resulta que se han convertido en los órganos validadores de la enseñanza de la Medicina en este país…
Por cierto, nunca supe porqué insistieron en llamarlo MIR, poniendo la I de internos, cuando en los años setenta los médicos internos (otro día os lo cuento) habían desaparecido de los hospitales, tanto en los Estados Unidos como en España.
Después de cuarenta años me parece que ya sería hora de modernizar el sistema MIR.
X. Allué (Editor)