Este ejercicio de Chi kung es muy beneficioso para equilibrar la energía. Aúna una serie de movimientos con la respiración y, al terminarlo, se deja que el cuerpo reaccione espontáneamente sin ponerle traba alguna. De esta forma se supone –y así lo he vivido yo– que el cuerpo hará lo necesario para librarse de lo que le sobre y equilibrar, así, sus sistemas.
cargando chi para luego dejarlo expresarse
En una ocasión asistí con una de mis hermanas a un curso que impartía el maestro Wong Kiew Kit. El grupo estaba formado por unas 20 personas, entre las que se encontraba un hombre especialmente corpulento y de aspecto bastante duro. Comenzamos la práctica del flujo del chi inducido y yo me situé en la primera fila y este hombre, poco detrás de mí. En el momento del ejercicio en que cada uno se debía ‘dejar ir’, comencé a escuchar detrás de mí unos rugidos y resoplidos muy alarmantes que hicieron que lejos de conseguir aflojar mi tensión la aumentara. Toda mi energía se centraba en pensar qué haría si ese hombre enorme, que cada vez gruñía con más ferocidad, se ‘venía arriba’ a escasos centímetros de mi espalda. Felizmente, el maestro mandó parar el ejercicio y yo me di la vuelta a toda prisa para darme cuenta, incrédulo, de que a quien tenía detrás era a mi hermana, que estaba cerca de los 60 años y debe de pesar unos 55 kilos. Es imposible predecir lo que sacará de nosotros este ejercicio, pero sin duda saldrá lo más necesario. Basándome en mi experiencia con el flujo del chi inducido, puedo afirmar que este ejercicio limpia, libera y elimina muchos bloqueos. En ocasiones podemos sentir cierto pudor a la hora de practicar este ejercicio en público, pero se puede aprender y realizarlo en casa, siempre con la ventana abierta, aunque nos alejemos de ella para no alarmar a los vecinos.