Charlotte, nuestra protagonista, madura y se convierte en una verdadera heroína clásica: capaz de resistir el sufrimiento y de hacer lo que debe hasta el final. Pero es una heroína humana, con dudas y con miedos, y con un afilado sentido del humor.
Un libro que nos habla de tiempos pasados con un estilo directo, en el que predominan los diálogos con un lenguaje rico y a la vez con expresiones propias de adolescentes. Nos habla de que madurar significa también tener paciencia, no quererlo todo al instante, y hacer frente a las propias responsabilidades sin esperar a que venga alguien, padre humano o divino, a resolverte los problemas.
Solo cuando sabemos que podemos perder a alguien querido, nos damos cuenta de lo que significa para nosotros.