La lucha contra la esclerosis múltiple sigue y en el ámbito terapéutico los avances registrados en los últimos años han sido sobresalientes. Actualmente, se distinguen varias líneas terapéuticas. Como resalta el Dr. Óscar Fernández Fernández, Jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Carlos Haya de Málaga y coordinador del Seminario de Biogen Idec, “si vamos desde las terapias mejor conocidas y menos tóxicas hacia las terapias menos conocidas y más tóxicas, podemos clasificarlas en cuatro líneas”.
En la primera están los inmunomoduladores (interferón beta, acetato de glatirámero, inmunoglobulina G intravenosa y plasmaféresis); en la segunda línea se encuentran los inmunosupresores, tanto registrados (natalizumab, mitoxantrona) como no registrados (azatioprina, metotrexato, ciclofosfamida); en la tercera línea se localiza la terapia combinada y el trasplante autólogo de médula ósea; por último, en la cuarta línea se sitúan las terapias menos desarrolladas, como la neuroprotección y la terapia con células madre (con una eficacia y toxicidad aún por determinar).
Entre estos crecientes recursos terapéuticos, el Dr. Óscar Fernández subraya las evidencias acumuladas en los últimos años con un anticuerpo monoclonal. “Natalizumab impide el paso de las células autoagresivas al sistema nervioso central, lo que se traduce en una reducción superior al 90% de la aparición de lesiones en el cerebro y un 70% de los brotes clínicos, con una reducción superior al 40% de la progresión de la discapacidad, siendo el fármaco más eficaz disponible en este momento para hacer frente a la EM”.
Natalizumab es un tratamiento aprobado para las formas recidivantes de EM en los Estados Unidos y EM remitente-recidivante en la Unión Europea. Según los datos publicados en el New England Journal of Medicine, después de dos años, el tratamiento con este anticuerpo monoclonal llevó a una reducción relativa del 68% (p <0,001)>