Saga Las crónicas de Kronos: primer libro
Clasificación: Novela de fantasía y aprendizaje
Edición: Nocturna Ediciones, 16’50 €
Valoración: 4 sobre 5
El padre de Petra tiene una cualidad muy especial: es capaz de comunicarse con los metales. Realiza todo tipo de apartados de ingeniería con la mayor pericia y se gana la vida vendiendo animales metálicos capaces de comunicarse como una persona. Sin embargo, algo le ha hecho el príncipe en su último trabajo, pues ha vuelto de Praga exhausto y sin ojos. Y lo peor de todo es que el reloj que le había mandado hacer no sirve solo para maravillar a todo el mundo con su belleza y precisión, sino para algo mucho más siniestro. Petra se sentirá en la obligación de ir al Castillo de la Salamandra a recuperar los ojos de su padre y frustrar de paso los planes del malvado príncipe con la ayuda de su sabionda araña mecánica Astrophil y algunos nuevos amigos que hará en el camino.
Si tuviera que destacar sólo un aspecto del libro, me quedaría con los personajes, y creo que no hay piropo más grande para una obra. Todos y cada de ellos, ya sean los protagonistas o sus amigos, están maravillosamente formados. Los secundarios, tales como el marido de la tía de Petra o el cochero que cuida de los caballos del rey, tienen su propia historia personal, lo que contribuye a hacer la novela más creíble todavía, y es que resultan muy reales, principalmente debido a que en muy pocas páginas se muestran sus pros y sus contras, sus miedos y debilidades, sus sueños y realidades. Si bien de entre todos los puntos fuertes de la novela me quedo con los personajes, hay más aspectos destacables; por ejemplo, algunos han alabado la historia por su fantasía desbordante al más puro estilo Miyazaki. La autora basa el argumento en un contexto histórico del siglo XVIII en Praga, pero metiendo elementos mágicos a tutiplén. Así, en este pasado alternativo, algunas personas con suerte o por herencia cuentan con un poder específico, ya sea una capacidad innata para comunicarse con los metales o con los animales, o unos dedos extensibles invisibles para “tomar prestadas” cosas sin que nadie se dé cuenta, como ocurre con Neel, a quien Petra conoce en la ciudad cuando intentaba robarle aprovechando que estaba despistada. Espero ver más de esa magia en los siguientes libros de la saga, ya que muchas subtramas quedan abiertas en esta entrega. Respecto a este final algo inconcluso, he echado en falta unas escenas ligeramente más apoteósicas, estaba deseando un desenlace con más acción e interacción. También estoy algo descontenta con el comienzo de la historia, que a mi parecer abusa un poco de diferentes puntos de vista, dando así información redundante.
En conclusión, se trata de un libro sencillo, aunque no simple. Una novela de fantasía con unas reglas que los poseedores de talentos mágicos no llegan a aprender del todo. Es para niños, pero también para adultos, porque todos pasarán un rato agradable leyendo en palabras claras sobre temas tan importantes como la discriminación y la vanidad, o la inocencia, el amor y la valentía. Ya podéis añadir El gabinete de curiosidades a vuestra lista de libros para el verano.