Jasper Johns, Robert Rauschenberg, Frank Stella, Cy Twombly, Lee Bontecou, Roy Lichtenstein, John Chamberlain, Andy Warhol, James Rosenquist, Donald Judd, Christo, Edward Higgins, Robert Morris, Joseph Kosuth, Dan Flavin, Bruce Nauman, Keith Sonnier, Richard Serra, Richard Artschwager, Ed Ruscha, Claes Oldenburg, Lawrence Weiner, Ellsworth Kelly, Hanne Darboven, Kenneth Noland, James Turrell, Julian Schnabel y David Salle. Este elenco no es el listado de los artistas expuestos en las salas de ningún museo, sino los nombres que Leo Castelli descubrió y defendió durante los cuarenta años que duró su galería: la historia del arte del último siglo XX.
El Galerista, de Annie Cohen-Solal, es un estudio al estilo "cómo se hizo una leyenda", que indaga en la vida de Leo Castelli en un intento de descubrir cómo es posible que a los cincuenta años y casi sin oficio ni beneficio, Castelli fuese capaz de abrir la galería que simbolizó por antonomasia el triunfo del mercado del arte y de la ciudad de Nueva York como epicentro del mismo. La conclusión a la que yo he llegado está en la coletilla del título, Leo Castelli y su círculo, es éste último, el círculo del que se rodeó Castelli, el que da a entender cómo se llega a lo que llegó él. El pilar de este círculo fue su mujer, Ileana Castelli, después Sonnabend, la que hizo posible su escalada social, económica y cultural, y después, aunque hay muchísimos más, el asistente de su galería, Ivan Karp que recorría los estudios del East Village para hacer la criba de los artistas que después expondrían en la galería. El libro no le quita mérito a Castelli, en absoluto, pero la impresión es que la galería fue fruto de una constelación y no de una única estrella.
Más allá de los éxitos, El Galerista también muestra la convulsa historia del siglo XX, tanto a nivel político como artístico. Castelli, judío nacido en Trieste, así como Ileana, son el ejemplo de la adaptación y reinvención de sí mismos, en versión acomodada, a la que tuvieron que someterse los europeos de origen judío tras la Segunda Guerra Mundial. De París a Nueva York, el libro retrata muy bien el inicial provincianismo de EEUU respecto a la vanguardia europea y el cambio de paradigma que se producirá cuando finalice la Guerra. De hecho, podemos leer la figura de Leo Castelli como la perfecta simbiosis entre la herencia cultural europea de las vanguardias y el liberalismo económico americano.
Annie Cohen-Solal, El Galerista, Leo Castelli y su círculo, Turner Publicaciones, 2011. Precio: 29,90€ en Laie