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La famosa revuelta “libertaria” entre mayo y junio de 1.968, perseguía cambiar la sociedadEl 3 de mayo los estudiantes de la Universidad de Nanterre, que acababa de ser clausurada, se trasladaron a la Sorbona. La policía intervino. Hubo 600 detenidos. Se levantaron barricadas,no funcionaban ni los trenes, ni las fábricas, ni los aeropuertos. Dos semanas después había diez millones de obreros que secundaban la huelga general convocada por los sindicatos en una paralización sin precedentes en Francia.Ver video de YouTube:https://youtu.be/owz9jbxtJa0
Pese a que la calma regresó en junio, nada volvería a ser igual.El Presidente intentó recomponer la situación sometiendo a referéndum un proyecto de reforma constitucional que fue derrotado : De Gaulle dimitió dejando el cargo a un fiel colaborador suyo, Georges Pompidou.De Gaulle y Franco.La primera y única reunión personal entre los dos generales más célebres del siglo XX, fue el 8 de junio de 1970.Hacía un año que De Gaulle había abandonado el poder arrastrado por la onda expansiva de Mayo del 68. Franco llevaba más de tres décadas en el poder. A sus 79 años, De Gaulle había emprendido junto a su mujer y un ayudante un viaje privado por aquella España, mitificada por él, de Don Quijote y Carlos V. Y Franco, entonces de 77 años, no desaprovechó la ocasión para agasajarlo.Máximo Cajal (1935-2014),diplomático que actuó de intérprete, contó en sus memorias, Sueños y pesadillas. Memorias de un diplomático (Tusquets, 2010), que el ministro de Exteriores, Gregorio López Bravo, le encargó una doble misión: hacer de intérprete y tomar notas. Franco, escribe Cajal, tenía la “voz débil y fatigada, difícilmente audible”. Hablaba poco: parecía impresionado. De Gaulle le dijo a Cajal: “Él es el general Franco, es mucho; yo era el general De Gaulle, era suficiente”. Y añadió: “Pero era otra época”.De Gaulle, el enemigo de Hitler y el liberador de Francia, declaró su admiración por Franco, por haber “sabido mantener a España al margen de conflictos internacionales, de tal forma que sobre todo había primado el interés de su país”. Coincidieron en otros puntos. “Yo he debilitado mucho a los partidos políticos, pero no los he destruido”, dijo De Gaulle. “Sucede que en un Estado de opinión los partidos políticos existen, pero pugnan por debilitar al país; luchan contra su unidad”, corroboró Franco.La conversación duró 45 minutos. Después, De Gaulle y Franco fueron a almorzar en el Palacio de El Pardo. Por la tarde, los De Gaulle viajaron a Toledo invitados por la familia Marañón a hospedarse en su cigarral.(https://elpais.com/diario/1981/08/08/opinion/366069615_850215.htmlF.J. de C.Madrid, 20 de junio de 2.020