Pero en una boda diurna, el ramo es menos importante y con el vestido corto comienza a cobrar protagonismo la cartera, un accesorio que permite toda la fantasía, el romanticismo y los detalles que una novia moderna y glamorosa puede llevar.
La cartera se valoriza y realza tu vestuario mucho más en contraste con el vestido, es decir: si tu vestido tiene textura, que la cartera sea lisa y sedosa como el agua; si tu vestido es sencillo, entonces la cartera es la encargada de levantar el look con dibujos, color, texturas y forma.
No obstante, cierto barroquismo esta muy de onda. Dentro de este estilo el dorado y el blanco se acompañan con energía.
Lo mismo vale para el brillo: la cartera es un buen accesorio, porque su tamaño es acotado, para lucir mucho brillo. ¡Pero ojo con una que este íntegramente revestida en lentejuelas! ¡Se vé muy caché!
Este pequeño sobre se limita a repetir con gracia el motivo del vestido. Una opción válida cuando no querés "rebajar" un look tan alto.
Los pasteles son otra opción muy en boga. Esta cartera ultra cool cumple con todos los requisitos: pequeña, diura, con brillo ¡y muy, muy fashion!
Judith Leiber, es una joyera que terminó haciendo estupendos bolsos para fiestas, porque sus bordados en piedras y las formas que dió a sus carteras recuerdan pequeñas y lujosas esculturas. Y luego se especializó en carteras para novias e invitadas a bodas. Ella recomienda llevar la cartera lo más pequeña posible. Adentro van el documento, un corrector de maquillaje, pañuelo, labial, aspirina y...¡lista!
He aquí una de sus creaciones de alto lujo...