El gran Buster: Keaton por Bogdanovich

Por Androsmalv

Una película cómica se ajusta, por así decirlo, con la misma precisión que los engranajes de un reloj. (...) Muchas escenas de la mayor comicidad se han malogrado completamente para el público por interpretarse con demasiada precipitación.

Admirado por poetas, literatos, cineasta así como por los surrealistas Dali y Buñuel, que lo consideraban "poesía pura, la figura de Buster Keaton es no sólo una de las mejores representaciones del humor físico sino un epítome del cine silente; su vida como su obra, además del espectáculo, imitó de la mejor forma esa definición del buster, es decir el temerario, en palabras de Houdini cuando vio la primera actuación del cómico nacido en Kansas, anécdota que escuchamos de la voz de Peter Bognadovich, el reconocido historiador y cineasta, que dirige este documental en torno a Joseph Frank "Buster" Keaton, porque desde muy chico, este hijo de acróbatas y artistas del vodevil, mostró sus capacidades: resistencia e inexpresividad, que lo hicieron tan reconocido.

Aunque Bogdanovich realiza un documental al uso, entrevistas, voz en off e imágenes de archivo, lo que hace tan llamativo a este trabajo es el tono a homenaje que le imprime éste, seña particular de un verdadero cinéfilo, que puso en el cine americano de los años 70 esa idea del "cine dentro del cine", así como los libros monográficos en torno a Welles, John Ford y otros iconos de Hollywood. Este crítico y cineasta newyorkino, siempre elegante, con su distinguido pañuelo Ascot  y grandes lentes, se ha ido convirtiendo en un invitado de lujo para este blog, ya que en lo últimos documentales sobre cine que hemos visto, ha aparecido tanto como entrevistado o protagonista, y como en el caso de Keaton, su figura en pantalla no se puede desprender de ese tragicómico capítulo que es la vida.


Las restauraciones cinematográficas por parte de diversas productoras, en este caso la Cohen Media Company, dan lugar a estos documentales, en los que no sólo se recupera el objeto - la película- sino al autor o al sujeto, como lo viene haciendo la cinematografía mundial con Keaton, el cual junto a Chaplin y Lloyd, fueron los grandes hitos del slapstick. Aunque no se puede negar un poco, la  falta de creatividad de este documental, que tiene mucho de académico y tradicional, la voz de Bogdanovich, es una verdadera autoridad no sólo como historiador y crítico sino como cineasta, en el que lo anecdótico como lo específico están delimitados por las mismas voces invitadas tan disimiles y heterogéneas como vienen siendo las presencias de  Werner Herzog, Mel Brooks, Quentin Tarantino o Bill Hader, quienes no sólo reconocen en Keaton, una influencia sino un verdadero baluarte del cine silente.

Con un orden casi literario pero concreto en su contenido, nos adentramos en la figura de Keaton, sus éxitos y fracasos, para los que Bogdanovich junto a su montajista Bill Berg Hillinger, tienen la secuencia y el timing correcto. A destacar, las imágenes junto a Fatty Arbuckle, archivos fotográficos, periodísticos y demás, que sí bien no profundizan totalmente en otros aspectos de Keaton, si lo hace en su reconocimiento como figura y personaje central del cine estadounidense, no sólo como actor, sino como director, productor y en cierto modo como figura pública.

De las dos bobinas a los 15 minutos de fama

Por este recorrido que nos lleva Bogdanovich, vale la pena acercarnos a esa etapa televisiva y un poco oculta del Keaton de los años 50 y 60, en el que empezó a recuperar su fama y fue sacado del olvido, etapa ennegrecida, más por estar en la televisión que en las grandes pantallas, pero en las que demostró que su potencial seguía vigente, y que el humor era parte de su naturaleza. Un documental apasionado, sencillo en su estructura pero correcto en la disposición de cada elemento, en el que el sobra los profundos análisis, porque lo que se está haciendo es un homenaje con voz y corazón de un Bogdanovich, que se reconoce en el triunfo -temprano- como en la tragedia -en su cumbre- de Keaton.

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