¿Recuerdan aquella imagen espeluznante en la que a un oso polar de Churchill (Canadá) le colgaban de la boca los restos de una cría de su especie a la que había devorado? La foto demostraba hasta qué punto la falta de alimento, provocada por el deshielo del Ártico, estaba cambiando dramáticamente el comportamiento de estos mamíferos. Cuatro años después la organización ecologista Explore.org ha colocado una serie de cámaras web en la zona para registrar cada uno de sus movimientos. La acción persigue fines tanto científicos como de concienciación social. Cualquier persona que visite la web podrá hacer sus propias observaciones de los osos polares de la Bahía de Hudson desde diversos puntos estratégios (a elegir por el espectador) durante las 24 horas del día: en lo alto de un ascensor de cereales del puerto; dentro de un antiguo mercado de pieles, o en una torre de un parque nacional, entre otros sitios. Este 'gran hermano' de osos polares no pretende "solucionar el calentamiento global, pero sí puede acercar las personas a la naturaleza. En pocas palabras, los ciudadanos ahora serán los científicos", explica Charlie Annenberg, fundador de Explore.org, en declaraciones al diario The Guardian .Gema Rodríguez, una experta en especies amenazadas de WWF considera muy oportuna esta campaña: "Después de curiosear, la gente se podrá preguntar por qué vagan por ahí los osos cuando deberían estar marchando al mar". Lo que hacen es esperar a que se formen placas de hielo en el agua, fenómeno que cada vez se está retrasando más con el cambio climático. Que estén más tiempo en zonas del interior provoca choques entre aquellos y las poblaciones locales, que muchas veces se han visto obligadas a disparar contra ellos para salvar la vida. Los osos polares viven en unas condiciones climatológicas extremas. Soportan temperaturas de -20 grados. A partir de noviembre se dirigen al mar, donde se alcanzan los -30, o incluso los -40 grados. En agosto del año pasado la extensión de hielo marcó su mínimo histórico desde que se toman registros. De 19 poblaciones, 8 están en declive. Estos mamíferos son la única especie cuya supervivencia se ve directamente amenazada por el cambio climático. Otras actividades nocivas para su conservación son la caza, cuyas repercursiones son, sin embargo, mucho menores. El canibalismo sólo se ha documentado en casos muy puntuales.