El gran poder que libera una idea cuando la compartes

Por Germán Andrés Castaño Vásquez @germancastano

Foto Pixabay

Cuando una buena idea viene a tu mente suceden muchas cosas, pero para algunos lo que menos se le ocurre es compartirla. La obsesión y delirio de persecución que para algunos le genera una idea que consideran brillante y original, los convierte en personas aisladas. Pero al final para que una idea se haga realidad, debe ser compartida con el mundo tarde o temprano. A menos que seas alguien con exceso de recursos, conocimiento, tiempo y habilidades, siempre requerirás que alguien te ayude a hacer ejecutar eso que vino a tu mente.
Quienes tratan a toda costa de esconder su idea del mundo, además de correr el riesgo de convertirse en ermitaños, desperdician el poder que se libera al compartir una idea. A diferencia de otros recursos, que al compartirse se dividen, las ideas no lo hacen. Las ideas se multiplican cuando se comparten y más aún, abren las puertas a la evolución, el crecimiento y a la viabilidad. 
Una idea al compartirse nunca se divide, se multiplica, se transforma y se acerca más a hacerse realidad
Las ideas no son recursos escasos que si tu los tienes, nadie más los puede tener. En un mundo con miles de millones de personas, se puede dar la generación múltiple y las ideas 100% originales son realmente escasas. Si no me crees, pregúntale a los inversionistas de cualquier parte del mundo, cuántas veces han sentido un deja vú al escuchar una idea de negocio y cuántas veces ven en los ojos de quien la expone, la ilusión de ser el primero en presentar esa idea.
Para darle vida a tus ideas debes comenzar por sacarlas de tu cabeza; no estoy diciendo necesariamente que no existan conceptos que deban ser protegidos sino que para protegerlos deben convertirse en algo tangible. Todo comienza con compartir lo que creaste con alguien; al compartir una idea puedes hacer que se convierta en multiples ideas, algunas idénticas otras evolucionadas y otras, factibles. Cada persona tiene un entorno diferente en el que se desarrolla y aún compartiendo el mismo entorno, tu percepción de la realidad es diferente a la de quien está a tu lado. Al compartir tu idea con otros entonces, siempre estarás permitiendo que se pueda combinar con la visión de quien te escucha, conocer los límites que otros ven y descubrir inclusive posibilidades que no creerías que tenía.
Las ideas no se patentan, se patentan cosas tangibles y diseños que pueden llevar a algo concreto y real. Fuente
Si realmente quieres hacer algo con tus ideas, debes aprender a compartirlas; no es lo mismo compartir que regalar y mucho menos que desperdiciar, pero mientras menos misterio le pongas a los resultados de tus procesos creativos, menos estrés innecesario tendrás y verás que inclusive muchas nuevas ideas vendrán a tu mente. Y si no compartes tus ideas por vergüenza o miedo, lo que realmente te debería avergonzar es desperdiciar el don de la creatividad en conceptos que solo se quedan en tu mente, mientras afuera hay personas a quienes quizás les vendría bien una idea extra para resolver sus problemas.