El halo es una pieza del chasis destinada exclusivamente a proteger la cabeza del piloto, se llama así por la forma con la que rodea al cockpit y solo puede proteger al conductor de objetos grandes como neumáticos. Este tipo de sistemas semicerrados han sido probados enfrentándolos a cañones que disparan neumáticos a 225 kilómetros por hora, simulando así los accidentes e impactos a alta velocidad. Su diseño protege la cabeza del piloto sin importar el ángulo o la altura desde la que el neumático impacta.
El material es una aleación de fibra de carbono y kevlar con una fina estructura de titanio en la parte central del cuerpo del anillo y el pilar central, lo que aumenta su resistencia sin comprometer en exceso a la ductilidad del dispositivo.
Con respecto a los “crash-test”, para pasar las pruebas se realizará una estructura ficticia que se basará en la puesta del peso del halo en los montantes del chasis. Además, para cada prueba, las cargas máximas deben aplicarse en menos de tres minutos y mantenerse durante cinco segundos. Después de los cinco segundos de aplicación, no debe haber fallo en ningún lugar de la célula de supervivencia o de cualquier unión entre la estructura y la célula de supervivencia.
Esta pieza tiene un peso de 9 Kg aproximadamente, aunque el halo no es lo único que vemos a simple vista, ya que en sus soportes está incrustado una parte adicional cuyo objetvo es el de fortalecer la jaula del chasis, con lo que puede llegar a pesar hasta 15 kg en total.
El Halo presenta un pilar central que, valga la redundancia, es el centro de la mayoría de quejas respecto a la visibilidad. Este pilar mide 16 milímetros en la versión actual. El halo tiene la rigidez suficiente como para que los pilotos se sirvan de él para salir y entrar al cockpit.
Vista desde el cockpit con el halo montado
La maniobra de extracción de emergencia, en la cual se saca al piloto del cockpit junto con su asiento, permanece prácticamente inalterada. Se mostró, además, un vídeo en el cual probaban que se puede realizar dicha extracción en menos de 10 segundos, una vez eliminados los anclajes del asiento al cockpit.
De este modo, el halo debería aguantar impactos de hasta 125 KNw, con lo que los equipos deben reforzar las zonas de soporte para que la pieza principal no se desprenda cuando se lleven a cabo las pruebas de impacto de la FIA, así pues, los alrededores del cockpit se han reforzado en relación con el año anterior a la introducción del halo (2017).
Debido a que el halo altera el flujo del aire que pasa por la superficie del chasis, los equipos tienen permitido alterar la aerodinámica a conveniencia en un espacio de 20 milímetros sobre la superficio superior del halo.
En caso de dañarse gravemente e incluso dificultar la actuación de los comisarios sobre el coche, podría llegar a cortarse a través de una sierra mecánica de tamaño reducido que portaría el coche médico, en tan solo nueve segundos. No obstante, aclaran que si el impacto destroza o deforma el Halo cabe una posibilidad de que el piloto sobreviva, posibilidad que no tendría en caso de no llevarlo montado.
Por último, para los inicios de la temporada 2018 el halo ha sido valorado (c/u) en 12000 euros, una suma de dinero importante para tratarse de un único dispositivo.