Mis visitas a bodegas no negaré que han bajado bastante. Ahora sin duda, lo fundamental que uno busca son vinos que llamen nuestra atención, y generalmente tras ellos, suele haber un proyecto interesante . Ya os comenté aquí la muy buena impresión que me dejaron los vinos de esta bodega, y les debía a ellos, como a mi mismo, conocerles mejor. En lo alto de una loma se encuentra la bodega, sencilla, con un punto minimalista y funcional en estos momentos, en la que me esperaba César Maté . Como buena visita a una bodega, lo mejor fue iniciarla en el viñedo de Gumiel de Mercado , donde Cesar nos comentó como utilizaban la biodinámica y sus ingeniosos medios para crear un habitat equilibrado con la flora y fauna del alto páramo, lo que les permite tener una excelente salud de la uva, utilizando tracción animal y los medios menos invasivos en la naturaleza durante los trabajos del viñedo ( no pude evitar preguntarle por el cuerno enterrado ).
La juventud de Cesar y de los demás miembros de la bodega , intimida casi tanto como sus fuerte convicciones, ya que existe una búsqueda de ruptura con las viejas mañas, con los estilos ya caducos de manejar el viñedo, que sin duda auguran un buen futuro a la Ribera del Duero, sensiblemente mejor al que ahora exportamos. Pisar ese viñedo experimental en el que la viña crecerá entre monte bajo y hierbas silvestres, fue una gran revelación, una autentica lucha por la supervivencia , de la que los amantes del vino disfrutaremos en el futuro. El viaje de vuelta a Tubilla me permitió ver del viñedo del que sale este Holgazán, mientras Cesar y yo hablamos de lo humano y lo divino, es decir, de buenos vinos ; viajar con él te hace entender pronto su gran conocimiento de la zona y de los terrenos que pisa, lo cual le permite elaborar vinos muy interesantes, el primero que os traigo es este Holgazán 2015 .
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