El autor de El hombre que calculaba (O homem que calculava) fue el matemático brasileño Julio Cesar de Mello e Souza, pero firmó el libro bajo el seudónimo de Malba Tahan. A Jorge Luis Borges le encantaba este libro, traducido a más de doce idiomas y con 63 ediciones sobre sus lomos y, a partir de su lectura, quedó fascinado por los cuentos árabes, pues la concepción de la obra recuerda a Las Mil y Una Noches.
Adrián Paenza, en su artículo de ayer, menciona uno de sus cuentos preferidos del libro (ni el más conocido ni el mejor, pero de una perfecta sencillez) y lo transcribió de forma reducida y libre así:
Dos personas, digamos A y B, tienen unos ocho panes para compartir con una tercera, a la que llamo C.
A trajo 5 panes y B trajo 3. En cambio C, no aportó ninguno.
Entre los tres comen los ocho panes y, por la generosidad de haberlo compartido, C les ofrece 8 monedas en muestra de agradecimiento.
¿Cómo indicaría usted que se haga la repartición? Cinco monedas para A porque aportó cinco panes y tres para B porque aportó los tres restantes. ¿Le parece razonable?
La solución, mañana sábado o en la contratapa de ayer. O claro está, en el libro original citado.
Luis Cercós (LC-Architects)
Buenos Aires – Madrid