El Hospital Regional de Málaga incorpora el tratamiento quirúrgico en pacientes con enfermedad de Parkinson en estado avanzado

Por Fat

Profesionales de la Unidad de Gestión Clínica de Neurociencias –neurólogos, neurocirujanos y neurofisiólogos- del Hospital Regional de Málaga han incorporado el tratamiento quirúrgico en pacientes con enfermedad de Parkinson que presentan un avanzado estado de la misma.
La cirugía con estimulación cerebral profunda mejora de forma significativa la calidad de vida del paciente disminuyendo los trastornos de movimiento y optimizando la respuesta al tratamiento con fármacos en dos sentidos, reduciendo las dosis y los efectos secundarios.
Hasta la fecha han sido intervenidos dos pacientes en el Hospital Regional, con resultados positivos ya que han mejorado su calidad de vida, siendo ahora totalmente autónomos para las actividades básicas de la vida, y a los que se ha podido reducir la medicación de forma significativa.
La enfermedad de Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa y progresiva, que se origina por la destrucción de neuronas dopaminérgicas que actúan transmitiendo información en el sistema nervioso central.
Esta pérdida de neurotransmisores produce en el paciente alteraciones del movimiento, tales como temblores en estado de reposo, rigidez muscular, movimientos lentos (bradicinesia) e inestabilidad postural, aunque también pueden presentar alteraciones cognitivas y otros síntomas no motores.  
La evolución de la enfermedad, que hoy por hoy no tiene curación, puede producir diferentes grados de discapacidad en el paciente, desde un estado de independencia y autonomía plena, a una situación de dependencia e incapacidad total.
El tratamiento farmacológico con levodopa (fármaco precursor de la dopamina) ha supuesto el mayor avance en el tratamiento de la enfermedad, pero no detiene su progresión ni controla todos los síntomas, produciendo complicaciones y efectos secundarios con el tiempo. La respuesta a la medicación es buena durante los primeros 5 a 10 años, pero posteriormente suelen aparecer las complicaciones, que se pueden mejorar haciendo ajustes en los distintos fármacos. A los 10 años de evolución de la enfermedad, el 50-70% de los pacientes presentan respuesta ineficaz a la medicación; de estos, el 20% sería susceptible de tratamiento quirúrgico, inicialmente.
-La estimulación cerebral profunda
El tratamiento quirúrgico está indicado en pacientes diagnosticados de enfermedad de Parkinson con más de 5 años de evolución, con discapacidad funcional severa y deterioro de su calidad de vida, con buena respuesta clínica al tratamiento con fármacos –dopamina- en el nivel requerido (más del 30%), y que no presentan deterioro cognitivo ni lesiones cerebrales que dificulten o impidan la técnica quirúrgica.
La técnica quirúrgica, que se realiza con el paciente despierto y solo bajo sedación y anestesia local, consiste en la implantación de microelectrodos en el interior de la estructura cerebral definida como más idónea (en la enfermedad de Parkinson suele ser el núcleo subtalámico); estos electrodos están conectados a un neurogenerador –alojado debajo de la piel en la zona del tórax- que emite estímulos eléctricos a la zona del cerebro.  
La combinación del neuronavegador quirúrgico y las técnicas de neurofisiología intraoperatoria han supuesto un gran avance en la neurocirugía moderna; las primeras permitiendo la localización exacta de las dianas terapéuticas cerebrales, y las segundas confirmando la correcta posición del electrodo y la optimización de esa posición.
Una vez se traza la trayectoria y se coloca el electrodo, el neurocirujano, muy despacio y de forma progresiva, va descendiendo un microelectrodo que registra la actividad de las neuronas en cada posición. El neurofisiólogo va identificando las estructuras cerebrales a las que corresponde dicha actividad, hasta llegar al núcleo subtalámico. Las pruebas de microestimulación identificarán las posiciones más idóneas encontradas y donde el neurólogo comprobará la respuesta del paciente a cada estimulación, valorando si mejoran o no los síntomas, como el temblor o la rigidez y la posible aparición de efectos secundarios de la estimulación.
Una vez implantado el electrodo definitivo, hay que realizar pruebas de estimulación intraoperatoria que ayudan al neurólogo a programar la estimulación profunda y conseguir el mejor rendimiento terapéutico, sin causar efectos secundarios. La programación del estimulador se lleva a cabo pasados unos días, o semanas, después de la cirugía,  combinando distintos grados de estimulación y cambios en la medicación.
Los profesionales de la Consulta de Trastornos del Movimiento del Hospital Regional atienden a unos 400 pacientes diagnosticados de enfermedad Parkinson, y son los responsables de confirmar el diagnóstico, ofreciendo información a pacientes y familiares, y llevando a cabo el seguimiento del paciente, aconsejando el tratamiento más adecuado en cada situación.
La prevalencia de la enfermedad de Parkinson en España es de unos 100 a 200 casos por 100.000 habitantes, lo que supone unos 100.000 pacientes, aunque se estima que un 30 % no están diagnosticados. La frecuencia de padecer la enfermedad aumenta con la edad, siendo poco frecuente en personas con menos de 50 años; así, la prevalencia en personas mayores de 65 años es mayor de 1.500 por 100.000 habitantes, siendo dos veces más frecuente en hombres que en mujeres.