El huevo por si mismo no hace subir la tasa de colesterol en sangre por lo que podemos comer hasta diez huevos por semana. ¿Curioso, verdad? Pues es así.
El huevo posee un gran valor nutritivo y es considerado un alimento muy recomendable dentro de toda dieta variada y equilibrada. Contiene proteínas de alta calidad (13 g por cada 100 g), grasas saturadas e insaturadas, colesterol y cantidades apreciables de vitaminas, destacando las liposolubles A, D, E (en la yema) y otras hidrosolubles del grupo B (principalmente en la clara).
Entre su contenido en minerales predominan el hierro, el fósforo, el zinc y el selenio; siendo estos dos últimos, importantes antioxidantes naturales.
Corre una leyenda urbana que los huevos rubios de gallina son más nutritivos que los blancos, pero no es así; aunque los rubios parezcan más apetitosos, en realidad contienen las mismas proporciones de proteína, hierro y vitaminas B6, Bl2 y D. (O sea que no os dejéis influenciar por los colores).
Cada huevo contiene aproximadamente 75 calorías, (siempre y cuando no lo hagamos frito, ya que doblará su contenido calórico), por lo que suele estar permitido (y recomendado) en dietas de adelgazamiento, así como para niños, adolescentes y personas de la tercera edad.
Los huevos se pueden cocinar de diversas formas. Cocidos, fritos, rellenos, rallados, revueltos, en tortilla, etc… Y sirven como elemento de decoración en diversos platos y rellenos (ensaladillas y similares).
Es un alimento barato, que puede solucionar más de una cena (o un almuerzo). Una tortilla de patatas, huevos rellenos de atún, huevos escaldados o poché, o un revuelto con ajos, son opciones sencillas, apetitosas, rápidas y prácticas para cena express!!! Nutritivas y económicas!!!… ¿Qué más se le puede pedir al huevo?
Besos desde mi blog!!!