LA aparición del Estado Islámico debe ser tomada como una señal del fruto de la mala política hacia el medio oriente. Estados Unidos, Gran Bretaña y Arabia Saudita, por querer acabar con los monstruos que ellos mismos apoyaron en el pasado, dieron paso a nuevos. El Estado Islámico es un grupo terrorista. Asesinan inocentes en nombre de una ideología muy ajena a los principios verdaderos del islam. Sus padres son los servicios de inteligencia que proveyeron armas, dinero y capacitación. A nuestro entender, el EI no es más que una extensión de Al – Qaeda pero en un nivel más claro y feroz. La Primavera Árabe que inicio en el 2011 se ha convertido en un invierno… el más frio y sangriento de todos. Esta milicia, con elementos extranjeros en la misma, es un nuevo mal que se ha desatado sobre ese convulsionado territorio. Viendo las cosas: asesinatos de grupos étnicos minoritarios en Gaza, Siria e Irak; hay que estar ciego para no darse cuenta que estemos frente a una maquinaria genocida financiada por intereses petrolíferos. ¡Cuánta sangre por el control del territorio del oro negro!