Mediante el uso de un virus aumentado con fluorescencia
verde, investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Duke
trazaron una señal a medida que viajaba desde los intestinos hasta el tallo
cerebral en ratones. Se sorprendieron al ver que la señal cruzaba una única
sinapsis en menos de 100 milisegundos, eso es más rápido que un abrir y cerrar
de ojos. Eso tiene profundas implicaciones para nuestra comprensión del
apetito. Muchos de los supresores del apetito que se han desarrollado se
dirigen a las hormonas de acción lenta, no a las sinapsis de acción rápida y esa
es probablemente la razón por la cual la mayoría de ellas han fracasado. El cerebro
toma información de los cinco sentidos, a través de señales eléctricas que
viajan por fibras nerviosas que se encuentran en la piel y músculos. Estas
señales se mueven rápidamente, por lo que el aroma de las galletas recién
horneadas apetece al abrir la puerta. Los nutrientes en el intestino, se
pensaba, que estimulaban la liberación de hormonas, minutos u horas después de
comer, y finalmente ejercían sus efectos sobre el cerebro. Este hallazgo
sugiere que la información viaja como la fibra óptica utilizando al
neurotransmisor glutamato, como mensajero ya que cuando bloquearon la liberación de glutamato en las
células intestinales sensoriales, los mensajes fueron silenciados. Esta Investigación
es la puerta de entrada para determinar como el cerebro sabe cuándo el estómago
está lleno de alimentos y calorías y como puede discernir el tipo de nutrientes
y el valor calórico de los alimentos que comemos. La investigación fue
publicado en la revista Science.