Pensar fragmenta, sentir unifica; por eso si iluminamos nuestro pensar con nuestro sentir podemos conseguir la belleza del arcoíris, que nos muestra muchos colores y a la vez nos hace sentir su unidad en nuestro corazón.A la luz de nuestro corazón cada pensamiento se abre al mundo como una hermosa flor, al final del día hemos así creado un bello jardín, en el que cada planta resalta las cualidades de las otras simplemente expresando su propio sentido. Alimentar nuestros pensamientos con la luz de nuestro sentir esencial les da armonía y convierte a nuestras acciones en algo mágico, porque rompen las normas de lo estándar y cobran vida propia: expresamos al mundo nuestra auténtica identidad.
Pensar fragmenta, sentir unifica; por eso si iluminamos nuestro pensar con nuestro sentir podemos conseguir la belleza del arcoíris, que nos muestra muchos colores y a la vez nos hace sentir su unidad en nuestro corazón.A la luz de nuestro corazón cada pensamiento se abre al mundo como una hermosa flor, al final del día hemos así creado un bello jardín, en el que cada planta resalta las cualidades de las otras simplemente expresando su propio sentido. Alimentar nuestros pensamientos con la luz de nuestro sentir esencial les da armonía y convierte a nuestras acciones en algo mágico, porque rompen las normas de lo estándar y cobran vida propia: expresamos al mundo nuestra auténtica identidad.