Unos jeans son y serán tendencia eterna, inmortales y lo más importante son una prenda que no entiende de géneros, edades, o clases. El origen real de este tejido nace en la Edad Media europea, concretamente en la ciudad francesa de Nimes (denim). Posteriormente, los comerciantes genoveses, empezaron a teñir de azul sus pantalones de trabajo denim, hecho que hizo nacer por primera vez el verdadero jean. Génova en inglés se pronuncia [yenóa], la palabra evolucionó y pasó a llamarse jean que se pronuncia [yin]. Aunque todos sabemos que los jeans más conocidos e históricos se confeccionan desde 1853 gracias al comerciante americano de ropa para trabajadores y archiconocido Levis Strauss.
¿Qué armario concebiría no albergar unos jeans? Sean como sean o estén como estén.
Los hay de maneras y cortes diferentes. Sus formas y diseños han sido una constante evolución: cinturas altas, acampanados, pitillos (skinny y jeggins), rectos, y últimamente entre los más solicitados los llamados boyfriend. Hablamos del típico vaquero que perfectamente podríamos tomar prestado a nuestra pareja, ancho, mucho más masculino de lo normal y hasta un poco usado. Hoy por hoy este estilo es un “must”.
El tejido más universal es a su vez uno de los más deseados a la hora de diseñar otras piezas de ropa vaqueras como chaquetas, monos (overalls), camisas, zapatos, o shorts (entre otras). En definitiva y sea como sea, ¡apostar por el denim siempre será un acierto!