El juramento, de Kimberly Derting

Por Eltiramilla

Charlie vive en Ludania, un país gobernado por una reina cruel y sanguinaria para la que no existen las medias tintas: si no comulgas con sus ideas y acatas sus leyes, te espera la muerte. Pública y en la horca, a ser posible. Por eso se cuida mucho de cometer alguna imprudencia que la haga destacar, y eso que no lo tiene fácil, porque guarda un secreto muy peligroso: puede hablar y comprender cualquier lenguaje posible, y eso está estrictamente prohibido en ese sistema de castas. Pero se avecinan tiempos aún más convulsos, los rebeldes están dispuestos a sacrificarse por acabar con la tiranía de la reina, de la que se dice tiene oscuros poderes, y a Charlie tal vez le convenga poner la oreja para enterarse de lo que cuentan por ahí, en especial si pretende mantener con vida a su familia, sus amigos y un chico misterioso llamado Max.

El juramento es otra novela romántica más. Ambientada en un futuro imaginario poco deseable, la autora levanta una ciudad de calles oscuras, estrechas y sinuosas donde la gente anda de puntillas por temor a cruzarse con un soldado de la reina, a la que le basta que alguien estornude sin su permiso para ordenar una ejecución, actividad habitual que le produce una sádica satisfacción y que al lector le remueve las tripas. Este personaje es extraño, centenario y poderoso, y aunque parezca mentira logra hacer creer a sus súbditos que es justa y benevolente. Es decir, nos encontramos ante una distopía con todas las de la ley, y en este sentido Derting no lo hace mal. Nos ofrece una anti-utopía agobiante y pegajosa en la que los personajes, además de pasarlo muy mal, también se las ingenian para burlar el híper control y divertirse en discotecas y fiestas clandestinas. Y es aquí donde entra nuestra protagonista, Charlie, al fin y al cabo una adolescente que para seguir cuerda necesita algo más que vivir constantemente preocupada. Es buena, leal y valiente, y lo daría todo por los suyos; en definitiva, no brilla precisamente por ser un personaje refrescante, sobre todo si añado que se enamora de “el chico” en un pis pas y de repente sus pensamientos, que deberían estar ocupados en si los suyos estarán muertos, vivos o siendo torturados, se centran sólo en él y en lo atractivo que le parece. Muy visto, muy manido y por momentos tremendamente inverosímil, pero así son algunas novelas juveniles románticas, señoras y señores. A veces pienso que sus autores a) no dan más de sí o b) infravaloran la inteligencia de sus lectores. En cualquier caso, el resto del elenco tampoco es para echar cohetes en cuanto a originalidad, sorpresa y profundidad: el mejor amigo que siempre está ahí, la mejor amiga atrevida que va de dura pero en el fondo esconde un corazón de oro, el enamorado guapo y misterioso… La ambientación, como digo, es buena, y esa sensación de peligro inminente logra pegarse a la piel del lector; sin embargo, tiene un pequeño fallo: sin duda nos encontramos en el futuro, pero a veces las imágenes son tan medievales que por momentos uno no sabe si está leyendo ciencia ficción o una obra histórica. Todo hay que decirlo, este “doblete” temporal está hecho a propósito, pero a veces desubica más que centra. Otra pega, de las que me enervan además, han sido las numerosas erratas y faltas de ortografía esparcidas a lo largo del libro. Todavía tengo la esperanza de que muchas editoriales se sorprendan a sí mismas este año en este tema, pero empieza a agotárseme la paciencia…

El juramento es una lectura rápida de ritmo irregular y pluma fácil de seguir, transmite un tono tan amable como negro como boca de lobo y se suma al carro de un género muy de moda. No es que esperara más, porque leí el libro con la mente  libre de expectativas, pero desde luego la autora no ha sabido exprimir bien el potencial de su historia. Eso sí, la escena final, toda una sorpresa, fue el broche perfecto. Con suerte no habrá una continuación y me quedaré con ese agradable regusto final.