Hoy traemos un tema sobre el que se ha escrito bastante, pero no por ello hay que dejar de hacerlo, pues el problema sigue estando ahí y siempre está bien ofrecer información para que la gente sepa qué tipo de productos se están aplicando sobre la piel y los efectos que tienen.
Muchas personas, cuando compran productos cosméticos y de higiene personal como jabones, geles, champús, cremas diversas, desodorantes, y un largo etc., lo hacen atraídas por un determinado olor, color, supuestas características que indica el fabricante o incluso inducidas por las multimillonarias campañas publicitarias de estas compañías. Rara vez se detienen a leer los ingredientes o se paran a pensar en qué condiciones ha sido “creados” esos productos.
Sin embargo, algo huele muy mal en esta industria. En primer lugar, una obviedad: se trata de empresas capitalistas cuyo principal objetivo es obtener el máximo beneficio al mínimo coste posible. Obvio, sí, pero es lo que condiciona todo lo que viene a continuación. Puesto que, en la mayoría de los casos, desconocemos en qué condiciones tienen a las trabajadoras/es, no vamos a entrar en esta cuestión, aunque lo que sí es seguro es que estas son explotadas, de una u otra manera.
Pero esta industria no sólo explota personas, sino que además buena parte de ella se dedica a la experimentación animal de sus productos o de los ingredientes con que los elaboran. Esto supone una cruel tortura y muerte para millones de animales en todo el mundo, que son objeto de sádicos e innecesarios experimentos (puesto que suelen ser inútiles, al no ser extrapolables sus resultados al ser humano; y aunque lo fueran es una atrocidad. Normalmente lo hacen (una vez más) por el beneficio económico, al recibir jugosas subvenciones de las administraciones públicas por “I+D”. El negocio de la pseudociencia.
Pero sin duda el aspecto que más gente desconoce es el relacionado con los ingredientes empleados por esta industria. Más de uno, inducido por la curiosidad, habrá buscado en el reverso de cualquier marca de gel, por poner un ejemplo, la lista de ingredientes, encontrándose con una interminable sucesión de ininteligibles términos químicos… y habrá pensado “mejor no mirar”… Pero, aunque cueste, poco a poco uno va familiarizándose con los términos y descubriendo la gran cantidad de sustancias nocivas para la salud humana y el medio ambiente que los fabricantes añaden a casi todos los geles, champús, cremas, dentífricos, desodorantes… ¡incluso conocidas marcas de productos “para bebés”! Todas esas sustancias pasan a nuestro organismo al ser absorbidas por la piel. Y, dicho sea de paso, inexplicablemente su uso está permitido, con lo que podemos hacernos una idea de lo que “preocupa” a los estados la salud de la población-.
Actualmente existen más de 6000 componentes químicos que están permitidos, pero no controlados. Esto significa que los productos contienen agentes químicos que nos pueden causar no sólo alergias o eczemas, sino asma, problemas de pigmentación y hormonales, cáncer o incluso daños genéticos a futurxs bebés.
Todas esas sustancias se utilizan con el único fin de dar a los productos una mejor apariencia (“engañar a la vista y al olfato”), que se conserven durante más tiempo y que atraigan más a los consumidores/as, pero en absoluto son necesarias. Muchas de ellas podrían dejar de emplearse y otras sustituirse por ingredientes naturales, pero aquí volvemos ante la lógica del mercado: a quienes fabrican estos productos les sale mucho más barato (lo que es sinónimo de mayor margen de beneficio económico) emplear toda clase de sustancias químicas, derivados del petróleo y otras “delicias” perjudiciales y hasta cancerígenas, que sus sustitutos naturales.
A continuación detallamos una lista de los ingredientes más peligrosos comúnmente utilizados:
- Aceites minerales: A pesar de su nombre, no tienen nada que ver con nutrientes ni sales minerales, sino que se trata de derivados del petróleo. Son altamente cancerígenos. Tapan los poros, bloqueando la respiración de las células y extraen la humedad de la piel, sacándola a la superficie y dándole apariencia de “hidratada”, pero al dejar de usar el producto la piel está más reseca que antes, por lo que sentimos la “necesidad” de volverlo a usar (adicción). Están en casi todas las barras protectoras de labios, y en aceites para después del baño (incluidos los destinados a bebéso). En el INCI (nomenclatura internacional para ingredientes cosméticos, en sus siglas en inglés) aparecen bajo las siguientes denominaciones:mineral oil, paraffinum, paraffinum liquidum, petrolatum. También son derivados del petróleo las siliconas (silicone, quaterniu, methylsilanol) y se esconden en nombres como cera microcristallina, ozokerit, ceresin, incluida la vaselina.
- Colorantes: Conseguir un color permanente y perfecto es uno de los cometidos más difíciles de la química. No sólo sirven para darle un aspecto acaramelado a cremitas y geles, sino que son el principal componente de maquillajes, tintes y decolorantes. Los componentes con las sílabas anilin, anilid (como “acetanilid”) delatan un colorante altamente cancerígeno y tóxico. Algunos agentes colorantes tienen una estructura molecular muy complicada, dándoles nombres como “HC orange 3”, “Acid red 73”, Pigment green 7” o “CI 45380”.
- Sustancias halogenorgánicas: Causan alergias, son sospechosas de causar cáncer y suponen una grave contaminación del medio ambiente por no ser biodegradables. Se trata de combinaciones de cloro, bromo y yodo como “aluminium chlorohydrate”, “methyldibromo glutaronitrile” o “iodopropynyl”. No confundir con chlorid, bromid e iodid, que son componentes inocuos de sales.
- PEGs: Son emulgentes que unen agua y grasa, y hacen la piel más receptiva a otras sustancias. En sí son inofensivos, el problema es que habitualmente acompañan a sustancias nocivas, favoreciendo su absorción. Se les reconoce por las letras –eth al final (steareth, ceteareth…).
- Laurilsulfato de sodio (sodium lauryl sulfate): Es un agente espumante y detergente muy irritante que puede provocar irritación de la piel, problemas de pigmentación y pérdida de cabello.
- Sulfato láureo de sodio (sodium laureth sulfate): Es la forma de alcohol del laurilsulfato de sodio y, aunque levemente menos irritante, puede secar más la piel.
- Parabenos o parabenes: Son ésteres del ácido 4-hidroxibenzoico empleados como conservantes en la industria cosmética y farmacéutica, pudiendo encontrarse en champús y geles, cremas hidratantes, geles para el afeitado, lubricantes sexuales, medicamentos tópicos y parenterales, autobronceadores y dentífricos, entre otros. También son utilizados como aditivos alimentarios. Estudios científicos los relacionan con el cáncer de mama y de testículos. Además actúan como xenoestrógenos (son sustancias artificiales que imitan a los estrógenos naturales, produciendo alteraciones hormonales y reproductivas, especialmente en las mujeres, aunque también en los hombres). Se identifican en el INCI como palabras que terminan en –paraben, siendo los más usuales methylparaben (E-214), ethylparaben (E-218), propylparaben(E-216) y butylparaben, aunque no son los únicos.
- Fragancias artificiales: Peligrosas porque la mayoría de ellas contienen elementos que, una vez sobre la piel, influyen en el equilibrio hormonal y son sospechosos de causar cáncer y daños genéticos. En forma de perfume, desodorante o inhibidores del sudor llegan a la piel, donde el sudor descompone las materias, que se acumulan en las células (hasta el punto de que en análisis de leche materna se llegan a registrar altos contenidos de estas sustancias). Algunos ejemplos son el acetyl hexametyl (causa daños nerviosos), el benzyl alcohol(insensibiliza la piel) o el bromocinammal (irritante). Como antitranspirantes, frecuentemente se utilizan compuestos de aluminio como aluminium chlorhydrate, que pueden resultar muy irritantes y son sospechosos de causar alzheimer.
- Esencias sintéticas: Son empleadas en la práctica totalidad de los productos cosméticos y de higiene personal, a no ser que especifiquen claramente que no las contienen. Son mucho más baratas que las esencias naturales (por eso la industria las usa) y penetran en nuestro organismo. Habitualmente aparecen bajo un genérico parfum (perfume).
- Phenol y phenyl: Fuertes desinfectantes, se utilizan en cosmética como conservantes y colorantes. Son tóxicos celulares que a largo plazo destruyen las paredes celulares. Ejemplos:nitrophenol, phenolphthtalein, chlorophenol, phenylenediamine, phenylenediamine sulfate.
- Formaldehyd: Es un potente antimicótico multiuso. Se halla tanto en la fabricación de materiales de construcción (en los que evita el moho) como de muebles (para evitar hongos en la madera prensada). Es altamente cancerígeno por inhalación, se acumula en las células dañando las membranas, causa malformaciones en fetos e irrita y envejece la piel. En principio está prohibido en cosmética, pero se han creado sustancias que no se consideran formaldehídos pero lo liberan. Llevan la palabra urea, como diazolidinyl urea, imidazolidinyl urea o polyoxymethylene urea (no confundir con urea a secas, que es un derivado del ácido úrico). También están los conservantes químicos con las letras DM. El dimethyl oxazolidine es otro conservante liberador de formaldehídos, a evitar.
- EDTA: Es un agente secuestrador, que atrae los metales pesados como el plomo o el mercurio. Es ampliamente utilizado en la fabricación de geles y jabones.
- Triclosán: Potente agente antibacteriano y fungicida presente en muchos productos cosméticos (jabones, desodorantes, pastas dentífricas, etc.) como agente desinfectante. No siempre aparece en las etiquetas y a veces consta como 5-clorofenol. Tiene efectos nocivos sobre la salud, actuando como disruptor endocrino y pudiendo afectar al desarrollo mental. Es absorbido de tal manera que se puede detectar en la leche materna. Además afecta al medio ambiente, ya que se descompone en el agua en forma de dioxinas, contaminando los ecosistemas fluviales.
Ante este panorama, tenemos dos opciones: o buscar marcas que sólo utilicen ingredientes naturales y prescindan de todos estos tóxicos (que, por supuesto, son mucho más caras que las convencionales) o un/a buen/a artesano de confianza, o bien, la más divertida, aprender a hacernos nuestros propios productos de forma casera –al menos todos los que podamos-, controlando nosotros los ingredientes y pudiendo ser, al menos en esta faceta, auto suficientes frente al mercado capitalista, obteniendo además la satisfacción de ver lo que somos capaces de hacer con nuestras manos.
Fuente: mandragorajabones
¿Lees los ingredientes INCI de las etiquetas de los cosméticos que utilizas habitualmente?
Tómate tu tiempo para descansar y hacer lo que te gusta, te deseo una feliz semana.
Xesca Fernández
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“Siempre que no tengo que usar maquillaje, es un buen día”
Cameron Diaz San Diego, California; 30 de agosto de 1972, actriz de cine y ex modelo estadounidense
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