Entonces, ¿qué salvamos de este relato de imágenes presuntamente literarias?, pues quizá que la única conclusión limpia y despejada de todo este escondite que no parece tener un final, es que en muchas ocasiones, las vías paralelas por las que transcurren la realidad y la ficción, son eso, paralelas, y por tanto nunca llegarán a encontrarse; un axioma erróneo si lo que intentamos retratar es la vida misma.
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel.