Juana acaba de cumplir 96 años. Lo repito: 96. Es guapa como ella sola, aunque ahora se reconoce cansada. Lleva las uñas pintadas, aros y el maquillaje recargado, como la mayoria de las abuelas coquetas. Aprendió a cocinar cuando se casó, con un libro de Doña Petrona que le regaló su suegra...Tuvo 3 hijos, varios nietos (como el bombón de Mr. Currumichuti) y otro tanto de bisnietos. Una de ellas, mi princesa mayor, tuvo el placer de aprender de sus propias manos una receta que no falta en ninguna reunión familiar en la que esté presente la bisabuela. Debo decir que me costó bastante adivinar las cantidades, porque ella, como la mayoría de las abuelas, cocina todo a ojo y yo, como buena hija de químicos, necesito todo medidito, con las cantidades exactas, porque las recetas de cocina son como fórmulas químicas y muchas veces alquímicas...
Es hermoso el legado que nos deja, siempre va a ser recordada en esta familia, además de por muchas otras cosas, obvio, por sus gloriosos Knishes de Papa. Es maravilloso ver cómo pasa la tradición a la nueva generación. Las manos arrugadas y gastadas amasan junto a las inquietas principiantes. Y es un momento hermoso. Cocinar así es hermoso. Las quiero mucho chicas ♥♥....y se me pianta un lagrimón de la emoción que me provoca verlas cocinar juntas.
Acá hay una de las tantas recetas que pueden encontrar en la web.
Pido disculpas de antemano por las fotos movidas y fuera de foco que van a ver en este post. Es que ninguna de las dos se quedaban quietas ni un segundo !!!!! :)
cada una los hizo a su estilo
Uffff!!!! Cuánto tiempo hace que no escribía...un montón!!! Ya estaba fuera de training.Si hasta mi princesa mayor me advirtió hace unos días: Mamá, si no escribís en tu blog vas a perder tus seguidores!!!Extrañaba este espacio que es mio, pero también nuestro.Les mando un abrazo fuerte, y espero que me sigan acompañando.♥,Lauren