El argumento central de Todo está perdonado (nada que ver con la novela del mismo título de Rafael Reig) es materia prima habitual de culebrones, drama exagerados y telefilmes de sobremesa; pero Hansen-Love se acerca a él con una frialdad y una distancia que casi hacen irreales ciertas actitudes y reacciones de los protagonistas. Pero no estamos ante cuentos ni proverbios morales ni ante la presentación arquetípica de un conflicto (como gustaba hacer Rohmer), sino ante el relato de un conflicto concreto, la historia de unos personajes cuyas decisiones determinan días y vidas por venir. Pero es que además todo esto está contado intercalando una distancia dramática que casi hace que algunos momentos resulten increíbles. Pero hay algo en el estilo de Hansen-Love que impide que los protagonistas resulten risibles o inhumanos, y a pesar de la frialdad expositiva mantengan un verismo cercano, sin perder nunca el contacto con la realidad de la historia. En conjunto, la película podrá parecer apenas esbozada, o poco trabajada en algunas escenas, pero desde luego hay un conocimiento certero del material con el que la directora ha decidido trabajar.
No puedo terminar esta crónica sin mencionar el profundo efecto que me ha provocado la perturbadora belleza de Constance Rousseau --a la que descubrí en el mediometraje Un monde sans femmes (2011)--, aquí en su debut cinematográfico. Retratada por Hansen-Love con indisimulada admiración, casi delectación: su peinado, sus vestidos, pero sobre todo sus miradas. Su filmografía hasta la fecha no augura, por el momento (ójala me equivoque) una nueva Nathalie Baye o Isabelle Adjani (otra vez con las continuidades), pero no podía no mencionarlo: su belleza me despista, me hace perder el hilo de la narración, deseo saber más sobre la vida de los personajes que interpreta, por muy anodinos que sean. Será que me hago mayor, en esa fase de la vida en la que la belleza inalcanzable me resulta más desasosegante que nunca... ¡Bienvenida Constance a mi galería (in)madura de fetiches cinematográficos!