Cada amanecer, hay que ganarse el pan nuestro de cada día, con esfuerzo y agradecimiento. Como cada día, arrancamos en busca del sustento, a veces con pocas ganas y en ocasiones cansada de la monotonía de la vida… pero siempre con el debido respeto a lo que contribuye al equilibrio de la vida. Trabajo, familia, naturaleza y hogar, así que contra pereza, diligencia!
Amanece que no es poco!!! Maravilloso amanecer estrellado! Desde que tomamos la decisión de vivir en el campo, disfrutamos de esa bendita fortuna, sentir como techo el firmamento, como música los sonidos de la naturaleza, como perfume los campos con sus flores y como suelo la maravillosa tierra.
Bendito despertar, entre sonidos de la noche, cuando asoma el primer rayo del sol en el horizonte, invitando a comenzar un nuevo día, con sus gratas o tristes sorpresas, con sus cambios y rutinas que sorprenden cada día, cada aquí y ahora.
Como iba a imaginar que esa mañana, todavía noche, alrededor de las siete, ese iba a ser el gran día de mi vida!
Años! Llevo caminando montes para buscar al amigo Lobo en su propio hábitat, libre! como el sentir de una golondrina, reaccionando naturalmente entre naturaleza e inteligencia…así quería volver a verlo, recordarlo como cuando era joven y los vimos en manada…
Al tomar la curva que sale de sale de mi aldea a la carretera, dirección Vilar de Fraga, justo, ahí en la recta, en la carretera lateral que va a la Fraga, ahí estaba el amigo lobo, limpiando los restos de algún animal muerto en esa carretera, entretenido en su tarea, se despistó de mi presencia, seguramente, por qué estábamos al lado de la carretera general donde a esas horas pasan miles de coches y allí mismo, atropellan cada año a lobos, jabalíes, zorros, tejones, gatos, perros, etc…El ruido es infernal…por eso El Lobo no se percató de mi llegada, cuando tranquilo y comiendo se encontraba, al alzar su mirada con la mía se cruzaba…Primero con ímpetu levantó su cabeza, al verme, con una gran ligereza, pego dos botes, como si de una gacela se tratará desapareció tras una gran galopada, hacia el bosque de Vilar de Fraga, allí desapareció de mi vista y del peligro que suponía la mortal carretera general.Ese Lobo era joven, su delgadez y ligereza así lo demostraba, también era esbelto y con bastante altura, sus colores, eran los del bosque, se mezclaban entre sus rocas y sus hojas, sin darme cuenta que ahí estaba, seguramente, el resto de su manada....