Curiosidades
No me acuerdo exactamente cómo surgió la idea de introducir el Madame Petit en El Hilo Rojo, pero sí recuerdo que me fascinó la historia del local. Según lo que leí, el Madame Petit fue uno de los prostíbulos más famosos de Barcelona, donde se mezclaron todo tipo de clientes. Se encontraba en el Raval, cerca de las Ramblas, y era un punto de atracción para todos aquellos que buscaban sexo y diversión. Descubrir ese trozo de historia de la ciudad me sirvió para situar a uno de los personajes de la novela (no revelo el nombre por si todavía no la has leído), y a la vez me ayudó a hilvanar otros sucesos importantes. ¡Y es que el prostíbulo daba para mucho!
Tanto, que el modo en el que los clientes pagaban se convirtió en una pieza clave de la trama. En el Madame nadie podía utilizar la moneda en curso, sino unas piezas acuñadas especialmente para el negocio; los clientes cambiaban el dinero por estas piezas en la entrada y pagaban a las prostitutas con ellas.
El Madame Petit tuvo su época dorada entre 1915 y 1920, coincidiendo con el desarrollo industrial. Pero fue en la década de 1930 que dio el salto a la fama, cuando se convirtió en parada obligada para los artistas extranjeros que visitaban Barcelona. El escritor Jean Genet fotografió el local, y se inspiró en él para recrear el burdel de su famosa novela Querelle de Brest. Curiosamente, yo también me inspiré en el burdel para trazar parte de la trama de la novela, ajena por completo a esta anécdota que he descubierto mientras buscaba información para redactar el post.
Una casa de citas siempre da mucho juego, porque es un punto de encuentro que no entiende de clases sociales y permite hacer coincidir a personajes que de otro modo no lo harían; practicar sexo les une, ya sea sexo tranquilo, salvaje, por placer, por necesidad…
Además, el Madame Petit esconde, o escondía, muchos secretos que dan una dosis de morbo y misterio importante a El HiloRojo. ¿Qué escondía detrás de la puerta negra? ¿Qué espectáculos se ofrecían? (las respuestas las encontrarás en el libro, y te aseguro que no te dejarán indiferente).
Es una pena que de aquel edificio hoy en día sólo quede el solar. ¡Me habría encantado verlo! El único consuelo que me queda es que El Madame Petit vivirá para siempre en los libros. Quizás sea mejor así, y que brille con todo su esplendor eternamente.
Cuando se demolió el edificio se descubrió un conjunto de vidrieras que ahora están en el Museu d’Història de Barcelona (Muhba).El Periódico
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Gracias por leer hasta el final
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Olga
Adicta al chocolate y soñadora, me dedico a escribir por placer.
El Madame Petit: un prostíbulo de Barcelona.
14 enero, 2016Comentarios Recientes
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