Con un nivel de documentación histórica aceptable, va planteando diversos temas al hilo de los comentarios sobre cuadros del Museo del Prado, pintados por Rafael, Botticelli, Tiziano, El Bosco, Brueghel el Viejo, El Greco … Pero el comentario de cada cuadro queda demasiado desligado de los demás. Se supone que los pintores de esos cuadros formaban parte, a lo largo de los siglos, de la misma secta de iluminados, pero no se ve un mensaje que los una a todos. La acumulación de información estético-esotérica acerca la obra más al ensayo divulgativo que a la novela de intriga.
Aún así es entretenida de leer, nada más: solo entretenida.