El Mago Merlín

Por Remediando @remediando
Las leyendas celtas hablan del Mago Merlín desde hace siglos. En la mente de todo británico vuela la duda de si es un personaje real o ficticio. El rastro del viejo mago nace en Gales y continúa por el sur de Inglaterra, siempre acompañando al rey Arturo. Las huellas de ambos personajes y el druismo, la religión que Merlín procesó hasta el final de sus días, permanecen en numerosos enclaves mágicos de Inglaterra (Bath, Salisbury, Stonehegenge).
Su rastro es misterioso. Hoy en día se ha llegado a la conclusión de que Mago Merlín no es el nombre de una persona determinada, sino un título otorgado a los sumos sacerdotes de los druidas, herederos de un mundo espiritual.

Después de intentar convivir, sin éxito con el cristianismo, las huellas de los druidas aún perviven en un rincón de Inglaterra. De hecho, el nacimiento de Merlín se sitúa en las islas británicas, en Gales, hacia el año 470, algún tiempo antes de que naciera el rey Arturo, personaje al que siempre estuvo ligado.
Se cree que su padre era un magistrado romano y su madre una vestal que renegó de sus votos, lo que significaba la pena de muerte. Estaba embarazada y, para salvar su vida, la madre de Merlín explico ante los jueces que la concepción de ese hijo había sido sobrenatural y que era el elegido de los dioses. Al nacer el niño se le llamó Ambrosio, que significa inmortal.
Según la leyenda, el trono de rey de Bretaña estaba en peligro y, ante él, Ambrosio, el futuro Merlín, realizó su primera profecía: debajo del castillo había una caracola cuyo interior albergaba dos serpientes, una roja y otra blanca. Para comprobarlo rompieron la caracola y salieron las serpientes, que lucharon entre sí; la blanca representaba el estandarte del rey y la roja el pueblo de Bretaña. La roja acabó por dominar a la blanca.
Aquel niño era el Merlín, poeta, músico y curandero, al mismo tiempo que druida adivino, medico y consejero real. Se dice que murió en solitario en los bosques de Cornualles (Francia).