Abordar esta problemática requiere una respuesta clara y decidida: la renovación y actualización del management. No tiene sentido que la sociedad evolucione y la empresa siga anclada en un éxito pasado, máxime cuando las condiciones que en su día explicaron ese resultado probablemente ya no se cumplan años después.
Pues bien, si actualizarse siempre fue una buena práctica, a día de hoy es casi una obligación. ¿Por qué? Porque todos decimos con mucha alegría la típica frase de “los tiempos cambian a una velocidad endiablada” pero pocos sopesamos las consecuencias de ese cambio. El susodicho cambio proviene de las generaciones que van apareciendo por atrás en nuestro lento caminar hacia el futuro. A medida que “envejecemos” nos suceden generaciones de jóvenes que ahora denominados “nativos tecnológicos”. Basta darse una vuelta por cualquier parque o universidad en la que se junten un buen puñado de veinteañeros para observar como utilizan dispositivos tecnológicos que los que rondamos los “…taitantos” ya nos resultan extraños; herramientas de software que nos suenan a chino; modos de relación y comunicación radicalmente distantes de los que conocimos nosotros; etc., etc., etc.
Cuando una empresa no es capaz de integrar estos nuevos modos de “vida” en su estrategia de marketing, poco a poco va desconectándose de un importante grupo de potenciales consumidores. En su lugar, serán las empresas jóvenes, creadas y gestionadas por individuos más cercanos y alineados con los “nativos tecnológicos” las que sí entiendan y asuman su modo de vida y puedan aportar, en consecuencia, los bienes y servicios que ellos demandan en el formato que ellos entienden, desplazando a los “carrozas” al obligado desguace.
Esta reflexión nace después de haber asistido esta semana a un foro sobre redes sociales en el sector del turismo (viajes en crucero, en concreto) y observar como las grandes compañías que operan en este sector acaban ¡¡ahora!! de lanzar sus páginas en facebook. La verdad es que ver esto a estas alturas “de la película” me resultó un tanto chocante, pero no puedo más que felicitarles por haberse dado cuenta de este hueco que tenían por cubrir (todavía queda mucho recorrido). Aunque sea con unos años de retraso, ellas acaban de sumarse al día a día de miles de consumidores: ¡¡hicieron los deberes!! Lo peor es que existen cientos de empresas de todos los sectores que todavía no se dieron cuenta de ello, y éstos si que son unos “potenciales perdedores” en un mundo que no perdona al que se duerme en los laureles.
Feliz y productiva semana a todos, queridos lectores.
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