El masaje de bebés es un arte antiguo. En la India su práctica es considerada sagada y muchos pueblos primitivos lo tienen incorporado en sus costumbres. Occidente, en cambio, lo descubrió bastante tiempo después.
Los beneficios que brinda el Shantala son múltiples. Entre otras cosas, estimula el desarrollo pulmonar, mejora la circulación, disminuye la intensidad de los cólicos y fortalece la piel del bebé. Además de todo ello, también permite que la comunicación entre madre e hijo adquiera una mayor intensidad.
Lo que debe saberse hacer del Shantala:
Conviene que la habitación en la cual se realice este masaje esté caldeada. El ambiente debe ser tranquilo.
No es aconsejable realizar el masaje antes de los 2 meses, ni prolongarlo después del año.
En lo que respecta a su intensidad, se aconseja que las manos sean ligeras en un comienzo, algo así como una caricia. Con el tiempo se dará paso a una mayor presión.
La duración del Shantala la fija el tiempo interno de la mamá.
Luego del masaje, debe darse un baño. El agua completa le trabajo de liberar tensiones.
Técnica del Shantala:
Coloque en sus manos un poco de aceite tibio y comience a masajear la cabeza desde el centro hacia las orejas. Realice suavemente los movimientos. Mientras los hace, comuníquese con su hijo con la mirada y con las palabras.
Partiendo del medio de la frente del bebé, desplace sus dedos hacia los costados del rostro, bordeando la parte superior de las cejas. Repita el movimiento. Masajee suavemente las mejillas, luego la comisura de la nariz, con movimientos de vaivén de abajo hacia arriba.
Para masajear el pecho, parta del esternón y siga el trayecto de las costillas. Recuerde que, al comienzo, se trata más de tocar al bebé que de darle un masaje propiamente dicho. Con el transcurso de los días el masaje irá tomando forma.
Al llegar al abdómen, realice los movimientos en forma giratoria y en espiral, de izquierda a derecha, partiendo del ombligo. Concluya tomando la barriguita del bebé en el hueco de la mano y levantando suavemente.
Vuelva al bebé sobre un costado. Con los dedos formando un brazalete masajee primero un bracito y luego el otro, desde el hombro hasta la mano (sus manos deben trabajar una después de la otra).
Masajee la espalda en forma similar al pecho. Con movimientos circulares y en espiral estimulará la columna del bebé. Cuanto más lento y continuo sea su gesto, más profundo será el efecto.
Con la mano derecha masaje la espalda del bebé de arriba hacia abajo. El movimiento recorre los muslos, las piernas y desciende hasta los talones. De allí sube y vuelve a bajar, como si se tratara de olas.
Sus manos, formando pequeños brazaletes, toman el muslo y, una después de la otra, se desplazan a lo largo la pierna hacia el pie del bebé. Luego desde la base de la pierna, ascienden efectuando un pequeño movimiento de torción.
Finalmente, masaje la planta de los pies. Primero con los pulgares, después con toda la palma de la mano. Y, naturalmente, cuando haya terminado con una de las piernas, pase a masajear a la otra.