Caja Madrid y Bancaja se unen, creando la mayor caja de ahorros de España y superando a la hasta ahora líder indiscutible, La Caixa catalana. El grupo financiero resultante sumará activos por valor de 338.000 millones de euros.
Está claro que una vez cegadas casi por completo las vías de financiación cuya punta del iceberg es el caso Gürtel, el PP necesita nuevas fuentes de donde obtener el combustible que lubrica su actuación en la vida pública española, y que obviamente las han buscado y conseguido.
La operación tiene dos frentes. En la España mesetaria, la dura batalla por el control de Caja Madrid entre la presidenta de la Comunidad madrileña, Esperanza Aguirre, y el alcalde de la capital española, Alberto Ruiz-Gallardón, se saldó recientemente con un éxito sino aplastante sí decisivo, además de sangriento para los perdedores del envite. Tanto, que el partido puso a Aguirre en libertad vigilada, colocándole a Rodrigo Rato como presidente de la nueva Caja Madrid "aguirrista".
A orillas del Meditérraneo, sin embargo, los problemas de los dirigentes locales del PP no son sólo como seguir financiando su faraonismo inversor en cemento público en tiempos de escasez y restricciones, sino sobre todo cómo lograr urgentemente blanquear las cuentas del partido. Dicho en corto, pasar lo más rápido posible de la financiación obtenida mediante la comisión y el cohecho al crédito facilitado por entidades financieras respetables. Bancaja, la caja regional más potente, es el instrumento idóneo para este milagro de reconversión en marcha.
La alianza entre Caja Madrid y Bancaja es además, un desafío en toda regla que lanzan Esperanza Aguirre y Francisco Camps, los presidentes madrileña y valenciano, directamente a su supuesto jefe Mariano Rajoy, en un momento en el que las expectativas del PP de volver a gobernar España son bastante razonables (aunque no aseguradas por completo.). Mariano no tiene financiación, salvo quizá en Galicia, y no puede competir con su rival madrileña y su ex-aliado valenciano. Los políticos de derechas necesitan ingentes sumas de dinero ajeno para financiar su escalada hacia el poder, y un Rajoy atado de pies y manos por los créditos suministrados con cuentagotas por entidades financieras controladas por sus enemigos dentro del partido, le pueden dejar a las puertas de La Moncloa y ni un paso más allá.
Con todo, y siendo realistas, con futuro para Mariano o sin futuro para el político gallego, el PP acaba de dar el mayor pelotazo político-financiero de la Historia de España. El río de dinero que de una manera u otra comenzará en breve a afluir a Génova, 13 (sede central del PP), hará que sonriamos ante las proporciones financieras del caso Gürtel. En la imagen, Ruiz Gallardón y Aguirre en los tiempos en que peleaban por controlar Caja Madrid.