El Ministerio del Tiempo es más que una serie. Con su nacimiento las producciones españolas se atrevieron con los viajes en el tiempo. Una apuesta arriesgada, pero acertada. En el sorprendente primer capítulo nos encontramos en un magnífico claustro embutido en un edificio ruinoso y vemos a Julián, un enfermero del Samur, bajar unas interminables escaleras, ya icónicas, con Salvador Martí, subsecretario del departamento de gobierno más secreto del mundo, que dispuesto a reclutarlo, le muestra que España tiene un Ministerio del Tiempo. No, no tenemos máquina del tiempo como se burla Julián en una de las primeras escenas. Tenemos puertas del tiempo y para que le crea le abre la que conduce a la Segovia donde aún se está construyendo el famoso acueducto romano. Y junto a Julián, reclutan también a Amelia, una de las primeras universitarias españolas, trayéndola directamente del siglo XIX y a Alonso de Entrerríos, soldado de los Tercios de Flandes. Los tres forman una patrulla y el choque cultural es atrayente y divertido. En las siguientes temporadas se incorporan más patrulleros como Pacino, Lola y otros funcionarios se unen a las misiones como Velázquez, Irene, Ernesto, Angustias y el mismo Salvador. El tiempo es el que es y el Ministerio está para que no se cambie la Historia, aunque a más de uno le resulte imposible no intentar hacerlo.
Los protagonistas de El Ministerio del Tiempo en el claustro medieval.
Derechos de TVE y filmaffinity.
Desde el primer episodio empiezan a desfilar por nuestras pantallas personajes históricos y en el segundo, Lope de Vega se convierte en trending topic en Twitter. Tras cada capítulo se disparan las búsquedas en Google de los personajes y los acontecimientos históricos que presenta la serie, algunos muy famosos y otros menos conocidos. Los capítulos generan artículos en la prensa al día siguiente de su emisión. La serie se recomienda en centros educativos.Reconocemos guiños al cine, a la música, a la historia y a la literatura. Mezcla de géneros y de épocas. Escuchamos frases divertidas, reflexionamos sobre cómo España trataa sus genios, fantaseamos con qué le diría Velázquez a Goya o a Picasso y, a veces, nos enfadamos ante las injusticias que la patrulla no puede corregir porque la Historia no debe cambiarse.Atención spoilersPodemos sorprendernos con un Cid muy diferente al que conocemos; estremecernos cuando las Leyendas de Bécquer se transforman en realidad; emocionarnos con Julián intentado evitar, una y otra vez, la muerte de su esposa; o reír a carcajadas cuando un investigador de lo paranormal argentino encuentra las puertas del tiempo y se convierte en el descubridor de América.
El Anacronópete.
Primera Edición.
Un día acompañamos a Hitchcock o a Einstein en su viaje a España y otro visitamos la residencia de estudiantes donde vivían Lorca, Dalí y Buñuel.Nos llevan a batallas en diferentes siglos, presenciamos las vicisitudes de los últimos de Filipinas, vemos cambiar el mundo con un Felipe II como rey eterno que da discursos por televisión, asistimos al estreno de La Verbena de la Paloma, buscamos el recibo de El Guernica o vemos como desaparecen las Meninasdelante del mismísimo Velázquez en su sala del Museo del Prado. Conocemos a genios tan famosos como Cervantes otan desconocidos como Emilio Herrera. Y de repente, nos topamos con el anacronópete, una máquina del tiempo surgida de las páginas de la novela del español Enrique Gaspar y Rimbau en 1887, una década antes que H.G. Wells publicara la suya, y que pasa del papel a la realidad de nuestros personajes para dar un giro de guion inesperado. Al día siguiente, internet echa humo ante la avalancha de búsquedas de la novela El Anacronópete. La web de la Biblioteca Nacional la ofrece en formato e-book, mientras una pequeña editorial que disponía del libro recibe un aluvión de peticiones.La serie cuenta con una legión de seguidores que se autodenominan ministéricos, ven el capítulo en directo y lo vuelven a ver en streaming para no perderse ni un detalle en RTVE a la carta, en Netflix o HBO y lo comentan en las redes. Hay libros, comics, y numeroso contenido transmedia: entrevistas, experiencia de realidad virtual, podcast, webserie, guiones de los capítulos, app, tienda, certificados de ministéricos, tonos de llamadas para el móvil, precuela entre la tercera y cuarta temporada… (la mayoría en la estupenda web de El Ministerio del Tiempoen RTVE). Portugal se hace eco del éxito de la serie, compra los derechos y cuenta pronto con su propio Ministério do Tempo. Estados Unidos crea Timeless, tras lo que se enfrenta a una acusación por plagio.
Uno de los carteles promocionales de El Ministerio del Tiempo.
Derechos de TVE y filmaffinity.
Pero todas las temporadas se repite el mismo dilema ¿renovará TVE nuestra serie favorita? ¿Volveremos a ver a nuestros funcionarios preferidos salvar la Historia mientras tienen que enfrentarse a sus dramas personales? Los ministéricos recogen firmas, inundan las redes con peticiones de continuidad, pero la respuesta se hace siempre esperar hasta el punto de llegar a pasar varios años entre una y otra temporada y tener que cambiar los guiones para poder prescindir de algunos actores ya comprometidos en otros proyectos. Acabada la cuarta temporada, nos volvemos a encontrar en la misma tesitura, aunque TVE lo ha publicitado como último capítulo de la temporada. Una serie de gran repercusión, con numerosos galardones en su haber, con guiones perfectamente documentados, hilados y llenos de imaginación, con una producción y dirección muy cuidadas y unos magníficos intérpretes, tiene que esperar para saber si este ha sido su último capítulo o tendrá una quinta temporada. Por suerte, no ocurre como en otras series, que se quedan sin final. Para ello, Javier Olivares, uno de sus creadores, se preocupa de poner el broche de oro en el último episodio de la temporada, por si realmente fuera el fin de la serie. Él mismo lo ha dicho, la serie empieza y termina con Julián, el círculo se cierra. Pero también nos ha advertido que hay puertas que se han cerrado pero se pueden volver a abrir.Ha sido un final redondo, sin cabos sueltos, que nos ha llevado de sorpresa en sorpresa y que sería difícil de retomar si TVE decidiese renovarla, pero los ministéricosseguimos pidiendo la quinta temporada…