El monstruo de Pereznstein

Por Peterpank @castguer

Se presenta a las horas más insólitas y en los lugares más inesperados. Sobre todo en las librerías de viejo y junto a la cabecera de personas que leen libros recomendados por Babelia. Aterroriza tanto a la buena gente como a los políticos. Su aspecto es el de un soldado de la guerra de Cuba que ha pasado sin querer por los cilindros de un lavacoches. Intenta infundir miedo y lo infunde a todo el que puede, no a  los capitalistas, porque son quienes le facilitan el sustento para su encarnadura de pollo chamuscado. Responde al nombre de Arturo, como si fuera cartero. Come de todo, pero, especialmente, diccionarios caducados.

A quien no exterioriza el terror en su presencia, le da con uno de sus libros en el cráneo. Porque escribe libros, cuyos temas saca de un recetario de cocina y de las experiencias de sus semejantes, cuando no logra digerir las cubiertas de los diccionarios caducados, los talonarios y  los recortes de prensa. Su aspecto espanta, pero él se cree bonito, por lo que se mira continuamente al espejo y hace el signo de la victoria. Se apellida  Pérez y pertenece a la fauna de los Pereztres de Lepanto. La Fiera investiga, desde hace tiempo, intentando averiguar quién ha creado a este homínido robótico malhablado, que conspira intentando que la gente aborrezca la literatura.

Nuestro conocimiento de él deriva del recorte de un artículo publicado por el propio monstruo en “El Semanal”, que trajo a clase una de nuestras alumnas modelo, Sonsolitas Zapatero, quien ya había subrayado, con lápiz rojo botella, las expresiones más características de Revernstein en celo normando. Helas aquí, no sin advertir que pueden herir las sensibilidades delicadas: …putos políticos putas políticas, políticos golfos, sindicalistas sobornados, gobernantes criminales, irresponsables gobernantes, gobierno cínico, gobierno demagogo, gobierno embustero, rebaño analfabeto (por el heroico pueblo español), rebaño sumiso (idem), rebaño de albañiles, putas y camareros (por la redacción del global independiente), manada de carpinteros, barberos y vendedores de bufandas del Atleti, piara de camareros, fontaneros y guardias de la porra, bandada de chulos, maricones y catedráticos, mafiosos nacionales, mafiosos importados… Para, finalmente, gritarles a todos: “maldita sea vuestra sangre y todos vuestros muertos…” En otro pasaje del artículo, el monstruo nostalgiaba  los tiempos en que gobernaban los suyos y hubiese podido colgar a los otros de una farola…En un tercero, clamaba por la vuelta de la guillotina. y el garrote vil…
-¡Cesa, cesa, gritó la profesora horrorizada! ¿Quién ha regurgitado y/o rebuznado esa sarta de procacidades?
-El vizconde consorte de Pérezcristo –respondió Sonsolitas, con un suspiro de alivio.
-Pues ya que tú has traído a clase el cuerpo del delito, a ti te encargo que le contestes. ¿Estás dispuesta?
-Sí, monseñora.
-¿A escribirle con la misma contundencia? No escatimes la violencia verbal, como si le escupieses a él en la faz. Quien se  expresa como ese asno demagogo es que se cree tan puro e inmaculado como una colada de hotel de cinco estrellas…
Pero la tierna niña no era versada en procacidades y, al cabo de una hora, sólo pudo increpar a Perezaustria, con esta misiva:
<<Canijo, estoy enfadada contigo porque eres muy malo, y te digo que eres bobo, tonto, acusica, mierdica, zarrapatroso, zascandil, culo gordo, derechón, pelota, boludo, atolondrado, botarate, majadero, tera-mare, picha corta, mariquita, pringuezorra, basto, deleznable, aznar, pazguato, ventosudo, malhablado…

Como se ve, muy poca cosa. Gruñiditos candorosos comparados con los relinchos perezrevertianos.

La profesora no dijo nada, pero a Sonsolitas se le quedó una cara de ventrílocua que daba pena y dolor de llanto. Y el enigma persistía.

¿De qué estaba hecho aquel escalope de tercera que, entre respiro y respiro, chillaba: “Yo soy el que más vende, yo soy el que más vende…”
-¿Quién es capaz de acercarse a Boris Pérez Karloff  –inquirió la profe, súbitamente iluminada—y arrancarle una tajada de carne de una nalga? La analizaríamos después al telescopio y sabríamos de qué está hecho. Y si averiguamos esto quizá comprendamos con qué intención lo ha fabricado el malvado Pereznstein.

Nacho Valentino, un alumno de primero, más bien brutote, se ofreció a sustraer un escalope milanesa de las posaderas revertianas. Y lo logró, mientras Pérez dormitaba en el sillón de la Academia.

Similia Simílibus Curantur, ya lo dijimos: la encarnadura del monstruo, y su epidermis y apéndices capilares, estaba formada por extractos de libros betsellerados de Alfaguara, Planeta, Espasa Calpe y Tusquets.  Los tejidos epiteliales nalgares parecían –¡horreur!—de extracción extraterrestre, si es que no eran de la corte de los Austrias. Un ¡Viva España!, grabado en una chapa de hojalata, resplandecía entre el pitorro y entrambos dos ovalados.

Mary Luz Bodineau