El negro es, por definición, la total oscuridad, la ausencia de luz. Mezclando los tres colores primarios, cían, magenta y amarillo, se puede llegar a un color negruzco, pero nunca al negro carbón.
El término negro procede del latín nĭger, que significa negro, y del griego melan cuyo lexema nos da palabras como melancolía o melanina.
En pintura, también el color negro nos da una serie de distintas gradaciones que llamamos negruzcas. Si hablamos de pigmentos, como hemos dicho en otra entrada del blog, todos deben de tener ciertos requisitos: deben proceder de polvos finos y suaves; deben resistir a la luz sin cambiar su color; deben poseer el justo grado de opacidad o transparencia con respecto a su naturaleza; no deben ser tóxicos o ejercer acciones químicas contraproducentes. Entre los pigmentos negros encontramos:
el Negro Carbón el Negro Marfil o Carbón Animal el Negro Humo
un dato curioso: el negro muchas veces se asocia a algo negativo, pues se supone porque nos recuerda la noche y los temores atávicos que esa conlleva. Representa la pena, el luto y el mal. Se asocia a epidemias, como la Peste Negra y a crisis económicas, como el Jueves Negro (crack de Wall Street) y a muchísimos villanos del mundo de la ficción. No obstante, tiene cierta dicotomía ya que también define algo inaccesible como la caja negra, y -debido supuestamente a esta inaccesibilidad- representa también el color de la elegancia.