El oficio de la pintura

Por Ceballos

Desde que el arte de la pintura fue concebido como un oficio con el cual los artistas se podían ganar la vida aparecieron las escuelas de arte (con la aparición de los Gremios), pero en realidad no eran propiamente escuelas sino que eran talleres donde el maestro realizaba las obras o encargos que le solicitaban, el cual disponía de colaboradores, llamados aprendices, que como su nombre indica, aprendían el oficio de su maestro (previo "contrato de aprendizaje") que les instruía en el arte de la pintura y a cambio éste recibía su ayuda en la consecución de las obras. Obviamente hasta que el aprendiz no había adquirido "el oficio" pasaban algunos años realizando tareas domésticas hasta poder desempeñar trabajos mecánicos propios del oficio y colaborar en una obra; más tarde incluso realizaban los encargos de manera total por ellos mismos, siempre con la supervisión del maestro; hasta entonces se dedicaban a limpiar el taller, mezclar y moler los colores (previo aprendizaje), limpiar los pinceles, preparar los soportes, etc., Posteriormente (s.XIX) aparecieron las escuelas de arte propiamente dichas en las que, a cambio de una retribución, se enseñaba el oficio y las técnicas obteniendo un documento que acreditaba haber realizado los estudios académicos.

Siempre he creído que el sistema de aprendizaje de antaño preparaba a los futuros artistas con las herramientas necesarias para realizar su oficio, una base sobre la que sustentar su posterior trabajo que obviamente serviría para potenciar el talento innato que pudiera tener cada artista. A mi parecer, no necesariamente una escuela Universitaria hace al maestro ya que muchos artistas pueden aprender de manera autodidacta el oficio cursando algunos talleres o academias no oficiales o privadas. En cualquier caso, parece ser, que a partir de la segunda mitad del siglo XX y en la actualidad, este oficio (dibujo, color , composición, técnicas pictóricas, etc) se ha perdido y se ha dado más importancia a la innovación (la experimentación y nuevas tecnologías) y al concepto (el proceso y la idea ) que ha su realización y resultado estético y plástico. Creo que una cosa no se puede separar de la otra y que ambos sistemas se tendrían que complementar. Sin oficio y perseverancia no puede desarrollarse el talento ni la creatividad y por tanto la idea (el concepto) no se puede plasmar y hacer visible. Esto es lo que suele suceder hoy en día, se pasa a esa "modernidad" contemporánea y "rompedora" sin haber aprendido el oficio y como consecuencia gran parte del arte actual tiene una carencia considerable.

A lo largo de la historia de la pintura podemos ver como los grandes artistas tenían una base muy sólida del oficio que después aprovechaban para desarrollar y evolucionar su propia caligrafía pictórica, es decir su talento innato. Conocían el dibujo y la técnica pictórica a la perfección pero con el paso de los años "abandonan estas reglas" para poder dar rienda suelta a su creatividad. Picasso lo resume muy elocuentemente con esta frase: "En aprender a pintar como los pintores del renacimiento tardé unos años; pintar como los niños me llevó toda la vida." Pero todo este "poso" de aprendizaje y conocimiento queda ahí, en el subconsciente, dándole seguridad y consistencia a la obra creativa.

Me gustaría mostrados unos ejemplos de algunos artistas que yo admiro y de los cuales me he inspirado mucho. Quisiera hacer notar que estos grandes pintores de antaño podían (y sabían) realizar un magnífico retrato, un paisaje o un bodegón al estilo más clásico del mejor Velázquez, y después evolucionar hacía la modernidad más exquisita. Aquí os muestro, en fotos contiguas, la obra "académica" de primera época en la que se adivina el buen oficio y la obra posterior en la que mostraban su evolución y creatividad al margen de las "reglas"; algunos aficionados al arte podrían interpretar de manera errónea estos posteriores trabajos diciendo que no sabían dibujar ni pintar, pero queda demostrado el error de estas afirmaciones si contemplamos su obra inicial; por otra parte estas obras menos académicas muestran una gran belleza, creatividad y emoción tanto en sus trazos como en sus armonías cromáticas. Bajo este aparente "no saber" se vislumbra el profundo conocimiento del oficio. Lo dicho, una imagen vale más que mil palabras....