Muchas veces, decimos que el fotógrafo se hace, a través de los años, de la experiencia, de los conocimientos adquiridos. Y algunos, tan idóneos como Joel Meyerowitz creen que todo comienza en saber transmitir a los chavales el disfrute de la fotografía. Un camino muy necesario y útil en estos tiempos donde lo visual tiene un protagonismo excluyente en el entorno cotidiano del niño.
En una entrevista, Meyerowitz comenta que su acercamiento a la fotografía se produjo gracias a su padre que le enseñó entre otras cosas a Chaplin y a los hermanos Marx. Sin embargo, el boxeo fue lo que más aprendió de su padre. Deporte que no sólo lo ayudo a defenderse en la calle, sino que los movimientos de los boxeadores los proyectó en la gente de la calle para entender sus actitudes. Así comenzó a percibir el mundo, su sentido del tiempo. “Pienso también en los cómics, las cosas continúan de una casilla a otra. Cada generación tiene un recurso diferente. Todo ello refleja una aventura picaresca que se está desplegando ante mi. Sin prejuicios o ideas preconcebidas de lo que voy a encontrar”.
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