Fotografía de José Haro
El Olivo, película de Iciar Bollaín. Después de lo que me ha gustado he pensado: "tengo que contarlo en el blog". Y aquí estoy.
Aunque es una película de apariencia sencilla, es muy profunda. Principalmente, cuenta la historia de una nieta, Alma (Anna Castillo) y su abuelo (Manuel Cucala), y su vivencia en torno a un olivo. Pero es eso y mucho más.
La historia transmite una amplia variedad de sentimientos y emociones: alegría y tristeza al mismo tiempo.
Alma tiene una estupenda relación con su abuelo, con el que ha aprendido muchísimas cosas. La película nos lleva al pasado constantemente, recordándonos todas aquellos momentos compartidos. Son increíbles las sensaciones que transmite esa relación que tienen, y que se ha mantenido a lo largo de los años.
El abuelo de Alma ha dejado de hablar y ella está convencida de que el motivo es la venta del olivo que él y su familia habían cuidado durante generaciones. En eso se basa la trama principal de la película. Para Alma, aunque su abuelo no pueda hablar o no pueda expresarse, sigue sintiendo, y lo que siente es una profunda pena. Me ha resultado muy entrañable ver cómo cuida a su abuelo, con cariño y paciencia, le canta las canciones que aprendieron juntos, le mima, le valora.
Es una película que sin duda hará reflexionar a todo aquel que la vea. El precio de lo que valoramos no se mide con dinero, las relaciones entre personas que se quieren valen oro, y lo que podríamos llegar a hacer por una sonrisa de aquellos a los que queremos no tiene medida.
Sin duda, la recomiendo.