El Oncenio de Leguía

Publicado el 14 diciembre 2013 por Enrique @asurza

El oncenio de Leguía, fue un gobierno que dejó profunda huella en nuestra historia del siglo XX. Este gobierno se resume en entreguismo total al capital extranjero y con los países vecinos, corrupción a niveles extremos, atropello de las instituciones del Estado y autoritarismo.
Con este gobierno el Perú se convirtió en satélite del capital de EE.UU., ante la crisis del capitalismo inglés después de la Primera Guerra Mundial. Esta condición de dependencia de EE.UU. que se mantiene hasta este siglo XXI.

Augusto B. Leguía inspira a los gobernantes de nuestro país, hacia un autoritarismo y permanencia en el poder; Leguía inspira a los gobernantes a anular las propuestas y organizaciones no acólitas a su persona y gobierno; inspira a hacer obras sin importar los medios ni los costos, sólo el “quedar bien”. Al final Leguía cayó por su torpe política económica  basada en la “adicción” a los préstamos usureros de la banca de EE.UU. que hizo del Perú un país débil ante las fluctuaciones del capitalismo mundial.

 Concepto

Etapa de nuestra historia donde se estableció una dictadura cívica dirigida por Augusto B. Leguía, cuyo gobierno favoreció la penetración de capitales de EE.UU. en nuestra economía haciéndolo dependiente de la banca de EE.UU. Los civilistas fueron desplazados del poder político.

 Economía

Los rasgos economicos más importantes del Oncenio de Leguía fueron:

  1. El gradual, pero contundente desplazamiento del capital británico por el norteamericano, que si bien se inicio con la fuerte inversión en la Cerro de Pasco Corporation durante el gobierno de López de Romaña, alcanzo su apogeo con el oncenio de leguía.
  2.  La consolidación  de los enclaves o concesiones de nuestro territorio y soberania a empresas extranjeras para que exploten nuestros recursos naturales. La entrega a perpetuidad de los ferrocarriles según la ley 6281 de noviembre de 1924. La dictadura descarto el acuerdo de concesión por 66 años de nuestros ferrocarriles a la Peruvian Corporation y le concedio para siempre la administración.
  3.  El abuso del endeudamiento externo promocionado por EE.UU. que necesitaba expandir sus áreas de inversión, incluso indirecta (empréstitos a gobierno) sin preocuparse de la productividad de los proyectos financiados por el gobierno sino de la colocación- interés y garantías.
  4.  La injerencia creciente del gobierno norteamericano y sus técnicos en diferentes aspectos de la vida nacional durante el Oncenio de Leguía.
  5.  Presiones de la banca privada principalmente extranjera cuyos intereses prevalecieron para la creación del Banco de Reserva del Perú el 9 de marzo de 1922 sobre el molde del Federal Reserve Bank de EE.UU. En el directorio del Banco de Reserva se acreditarón 10 directores: 7 de la banca privada en especial extranjera y 3 del estado.

 Política

Como recordamos Leguía ocupó la presidencia durante la República Aristocrática (1908- 1912) con el apoyo civilista de José Pardo, de quien fue ministro de hacienda. En 1919 Leguía canceló la República Aristocrática, derrocando al mismo José Pardo. La crisis de la República Aristocrática era insalvable, no solo por las consecuencias de la Primera Guerra Mundial cuya marejada produjo una gran inflación y la protesta del Movimiento Obrero que arrancó de José Pardo las célebres leyes obreras. Los obreros, los empleados, los militares de mediana o baja graduación, artesanos, comerciantes y empleados públicos descontentos encontraron su esperanza en la candidatura de Leguía para las elecciones de 1919.
El 18 de Enero de 1920 Augusto B. Leguía promulgó la constitución de 1920 para darle el marco jurídico a su gobierno que luego ha de llamar la “Patria nueva”

El congreso promulgó el 18 de setiembre de 1923 la enmienda de la constitución para permitir la reelección de Augusto B. Leguía para 1924 como su segundo mandato consecutivo, también en 1927; al acercarse la culminación de 5 años constitucionales volvió a presionar al congreso, tenía “mayoría”, para promulgar la ley 5857, que modificó la constitución de nuevo permitiendo una reelección indefinida. Según los legistas, era preciso un hombre  extraordinario; los gobernantes mediocres no permanecen en el poder.

Leguía se hizo reelegir en agosto de 1929 como presidente para un tercer periodo presidencial hasta 1934, pero fue derrocado en 1930 por Luis M. Sánchez Cerro.

 Fin del oncenio de A. B. Leguía

 La caída del oncenio se produjo rápidamente como consecuencia de la crisis mundial del capitalismo, especialmente el norteamericano que se evidenció con la quiebra de la bolsa de Valores de Nueva York (24 de octubre de 1929) en el “Jueves negro”. La caída de las acciones y la liquidación de importantes transnacionales arrastró a sus sucursales en Latinoamérica. No se vendían más nuestras materias primas o los precios cayeron estrepitosamente. Se paralizaron las obras públicas y las actividades en los enclaves de provincias, generándose un desempleo inmenso: minería, migraciones a Lima, protestas, actividades subversivas, etc.
La dictaduras pro-EE.UU. en Latinoamérica cayeron en serie: Hernando siles en Bolivia; Carlos Ibáñez en Chile; Washington Luis en Brasil; Hipólito Irigoy en Argentina; etc. y en el Perú Leguía.

El 22 de agosto de 1930 se sublevó el comandante Luis Miguel Sánchez Cerro, antiguo defensor del civilismo en Arequipa.

Leguía fue apresado y conducido a la prisión de San Lorenzo y luego a la clínica Naval de Bellavista, donde escribió sus memorias Yo Tirano, Yo ladrón y murió el 6 de febrero de 1932. Tenia 69 años, de los cuales 15 ocupó la presidencia.

El árticulo El Oncenio de Leguía apareció primero en Historia del Perú.
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