El otro.
Te miro en aquella magia de un instante
que te robó un ya bueno entre los muertos
¿te acuerdas?
Estabas tan triste, me parece...
No me hablas...
¿Será que ya no me conoces,
como luego preguntan a los niños?...
Te envidio, y volvería a ser de igual manera
que tú,
pero de otra forma,
aunque eso tal vez lo ignore...
porque existen otros sitios, de ciertas cofradías
en los que se entra sin saberlo
y para siempre...
... y cuando el tiempo se torna ya remoto
y cotidiano recuerdo,
allí hasta se admira, también,
a esos mismos que hubieras matado
en aquella hora de la ira...
La sangre no tiene nombres
ni sitios... ni distancias...
aunque algunos se crean
que pueden secuestrarla en sus bocas
pero ¿para siempre?...
https://www.youtube.com/watch?v=12TScLwGHf0