Hubo un tiempo en el que para hacer un periódico lo único que se necesitaba eran periodistas, o gente que creyera serlo. Hoy en día hace falta dinero, mucho, y padrinos, los más poderosos. El periodismo ha muerto, viva la empresa periodística. Los artículos cotizan cada día en Bolsa, el kilo de periodista cualquiera sabe dónde lo pagan.
En ese contexto EL PAIS, buque indignia de la prensa de calidad española durante las últimas décadas, está muriendo de éxito mal gestionado. Cuando falleció aquel ejemplo de empresarios europeos y rara avis en el panorama "emprendedor" español que fue Jesús de Polanco, EL PAIS empezó a dejar de ser un medio de comunicación y a convertirse en una empresa periodística. Polanco padre dejó su herencia mediática a un sobrino listo, pero al cabo de poco tiempo el hijo tonto de Polanco descabalgó al heredero en un verdadero golpe de Estado familiar, al que -dicen- se sumó Juan Luis Cebrián más por limitar los daños que por verdadero entusiasmo. El hijo tonto de Polanco ha sido un desastre como empresario y en pocos años casi acaba con PRISA, el holding mediático más importante del mundo en idioma castellano. Finalmente Cebrián se ha hecho con todo el poder, tras derrocar al hijo tonto de Polanco y asumir todos los poderes de la casa, lo que no está mal del todo para quien llegó a EL PAIS hace treinta y tantos años casi como meritorio.
Ahora la empresa editoria del diario anda enfrascada en ERES, es decir en despidos de trabajadores y demás sevicias acostumbradas cuando, presuntamente, van mal dadas para los accionistas y sobre todo, para los ejecutivos de la empresa. Lo cierto es que en el caso de los medios de comunicación a la famosa crisis que arrastramos todos desde hace ya un lustro, se ha sumado la espectacular caída en ingresos publicitarios que vienen padeciendo los medios escritos con mayor dureza todavía que la sufrida por los audiovisuales.
A EL PAIS le quedan de momento sus casi 400.000 ejemplares diarios vendidos en quiosco y por subscripción no precisamente institucional como otros, y el prestigio acumulado a pulso durante casi cuatro décadas, bastante malbaratado en los últimos años eso sí. Veremos si con eso es suficiente para salir del bache. Yo creo que sí, o mejor dicho deseo que sí porque en caso contrario la alternativa que nos quedará a la gente de izquierdas será leer el DIARIO DEL ALTOARAGÓN, lo que dicho sea con todo mi respeto para tan simpática publicación no es realmente lo mismo.