El paréntesis de la siesta

Por Remediando @remediando
Al medio día, cuando el sol está en el punto más alto y el termómetro alcanza su máximo esplendor, pocos placeres se pueden comparar con la delicia de la siesta. Cerrar los ojos y dejarse mecer por los brazos de Morfeo.
Albert Einstein, Leonardo Da Vinci, Thomas Edison y Winston Churchill, se declararon "fieles" seguidores de hacer ésta parada al medio del día. Churchill, gracias a la siesta, se hizo famoso entre sus colaboradores durante la Segunda Guerra Mundial, por lo alegre y vital que estaba a altas horas de la madrugada, cuando todo el mundo "está para el arrastre".

En algún libro está escrito que el músico, Johannes Brahms descansaba encima de su piano, mientras componía su famosa nana, "Canción de cuna"; y Napoleón descansaba sobre su caballo en mitad de la batalla. También el ex presidente norteamericano Bill Clinton ha ensalzado en más de una ocasión la siesta. Un gran defensor de esta práctica "en pijama con padrenuestro y orinal" fue el Premio Nobel de Literatura Camilo José Cela.
Según la Real Academia Española, la siesta es "aquel sueño que se toma después de comer". Los especialistas de todo el mundo coinciden en su beneficio para la salud, ese breve paréntesis en mitad de la jornada no sólo sirve para reponer fuerzas, sino que, además, desbloquea la mente y libera del estrés acumulado.