El parto y la desconcertante fase de transición

Por Pepaj @pepajcalero

En el parto siempre hay un punto de inflexión que desmorona tus creencias, tu ilusión, tus expectativas. La fase de transición, un camino entre la dilatación y el periodo expulsivo. Una frontera visible e invisible capaz de deslucir tu confianza como si de un terremoto imprevisto se tratara.

Hablo de la fase de transición en un parto normal. Una etapa de va desde los 7, 8 cm hasta los 10cm o dilatación completa. En estos momentos las contracciones aumentan de intensidad y duración. Surgen con una frecuencia alarmante cada dos o tres minutos y una eternidad de casi noventa segundos. A todo ello hay que añadir un dolor que desconcierta y desespera a la vez.

Es la fase donde si has decidido tener un parto natural, puedes dudar e incluso pedir a gritos la anestesia epidural.

Sin embargo para las matronas, para mí, observar a una mujer en ese momento conlleva cierta satisfacción. Significa que pronto tendrá a su hijo en brazos. Cierto. Debes saber que esas contracciones tan perturbadoras, anuncian la fase final, igual que una golondrina anuncia la primavera. Anuncia la llegada del expulsivo o ganas de empujar y empujar. Ya lo verás. Sin embargo, a veces no puedo trasmitir esa calma y certeza ante la inminencia del nacimiento porque ella no me cree. Incluso su pareja se alarma al verla tan trastornada. Recuerdo una madrugada y a un hombre con las manos en el cabeza, alterado, suplicándome: ¡Por favor, haga algo por ella! Veinte minutos más tarde, él lloraba de alegría al ver el rostro de su hija.

¿Por qué esta desesperación tan palpable? La magnitud de las contracciones en los últimos centímetros y el comienzo del descenso de la cabeza por la vagina, es de una intensidad arrolladora, desconcertante. Un momento en el que ella siente un desamparo metálico, una singular sensación de partirse en dos, que parece que nada ni nadie puede aliviar.

A menudo se observan breves periodos de somnolencia que desconciertan al acompañante y en ocasiones llevan a despertarla, alarmados.

Junto a esas contracciones pueden aparecer calambres, aumento de la sudoración, eructos, vómitos, salida de moco sanguinolento, temblores, ligeras pérdidas de sangre, hipo, náuseas y unas características perlas de sudor sobre el labio superior. La fuerza de la naturaleza cruda y brava para alumbrar la vida.

¿Qué puedes hacer en ese momento? Dejarte llevar. A pesar de su dureza, es una fase rápida, muy rápida. Adopta la postura que pida tu cuerpo: de pie, en cuclillas, cuadrupedia (a cuatro patas), sentada…lo que desees.

Y aunque en esos instantes el parto parezca un asunto demoledor e interminable, ten la certeza de que en unos minutos notarás unas enormes ganas de empujar. Seguro. Antes de lo que imaginas, tendrás a tu hijo sobre tu pecho, piel con piel. Confía en ti, confía en tu cuerpo, sois sabios.

http://www.healthy-pregnancy.com/uhc/spanish/labor_delivery/316.shtml

Te dejo este texto de un cuento llamado “La noche boca arriba” de J. Cortazar que puede ilustrar esa pequeña y vivificante desesperación que se siente en esa fase, preludio final del parto.

“Salió de un brinco a la noche del hospital, al alto cielo raso dulce, a la sombra blanda que lo rodeaba. Pensó que debía haber gritado, pero sus vecinos dormían callados… Jadeó, buscando el alivio de los pulmones, el olvido de esas imágenes que seguían pegadas a sus párpados… Le costaba mantener los ojos abiertos… Hizo un último esfuerzo, con la mano sana esbozó un gesto hacia la botella de agua; no llegó a tomarla, sus dedos se cerraron en un vacío otra vez negro, y el pasadizo seguía interminable, roca tras roca, con súbitas fulguraciones rojizas, y él boca arriba gimió apagadamente porque el techo iba a acabarse, subía,… y de la altura una luna menguante le cayó en la cara donde los ojos no querían verla, desesperadamente se cerraban y abrían buscando pasar al otro lado, descubrir de nuevo el cielo raso protector de la sala.”
J. Cortazar<


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