Cierra los ojos y respira profundamente tres veces.
Relaja todo tu cuerpo.
Imagina que estás en tu dormitorio de cuando eras pequeño.
Intenta visualizar detalles de esa habitación.
Observa bien el lugar.
Al mirar detenidamente te ves a ti misma sentada en la cama.
Eres un niño y estás jugando con tu juguete preferido.
Entonces te das cuenta de que es un recuerdo.
Aquella escena la recuerdas bien.
Poco a poco tus preocupaciones se van diluyendo y te vas transformando en ese niño pequeño.
Disfruta por un rato de lo que sentías con aquella edad.
Te das cuenta de que el pasado no pasó. Estás ahí. Aquí y ahora.
Puedes regresar a tus ilusiones ya que en realidad nunca se fueron.
Respira profundamente una vez.
Abre los ojos y recuerda...
El pasado es ahora.