Ante la pregunta de si el pasado importa, habríamos de decir que no. ¿En qué sentido? Antes de la producción del psicoanálisis se creía en la teoría del trauma, es decir, que un hecho acontecido producía en el sujeto neurosis y trastornos mentales. Las experiencias pasadas se buscaban como determinantes para producir síntomas.Se creía que la gente enfermaba por la infancia que tuvo, por algo que le pasó, creyendo que hay algún trauma del pasado y que provocaba la enfermedad. Según esta forma de pensar, tendríamos que volver al pasado y cuando la persona recuerde lo que le pasó, se cura. Pero eso fue el método catártico. Se vio que las mismas experiencias no producían síntomas en unas personas o en otras. Se hablaba entonces de disposiciones genéticas, fallas a nivel orgánico. No hay algo universal que produzca síntomas, sino que es cuestión de cantidad, de cómo nos posicionemos psíquicamente, son fijaciones libidinales. Aunque vemos que es un pensamiento que aún persiste en la actualidad, querer buscar algo del pasado: “porque me pasó esto soy así”, “por tener la familia que tengo”. Sigmund Freud señalaba que si hiciéramos un corte en la sociedad, veríamos que hay personas que viven psíquicamente en pensamientos de la Edad Media, en la prehistoria, en el siglo XX... para acceder a nuevos pensamientos hay que hacer un trabajo. Hay quien cree que es como es, que le pasa lo que le pasa, porque tuvo un pasado determinado. Culpan a los padres, al entorno...y van sujetos en frases, inamovibles, que le dan un lugar en esa primera familia y que en la actualidad siguen manteniendo. No ganan en ninguna frase, para no perder ese lugar. Transformarse es perder ese lugar y hay quien prefiere no ganar o seguir dedicándole la vida que tienen a esa familia de la que vinieron, así es una especie de infortunio personal. En la vida no es lo que te pasa, es lo que haces con lo que te pasa. Además, lo que pasó nunca va a coincidir con lo que se diga de lo que pasó. Si pensáramos el aparato psíquico constituido en capas, las nuevas les dan otro sentido y transformas las capas anteriores. No es que las viejas capas producen una nueva estructuración, sino que la nueva estructuración producida transforma el contenido. Por tanto, desde un contexto actual se la da sentido a un contenido pasado. Los hechos, hasta después de ser interpretados, no existen. No es el pasado el que determina, porque el pasado no existe como tal. El tiempo viene dado desde el futuro, es mi frase siguiente la que va a transformar la anterior Para entender esto, la conciencia o yo está regida por la moral, por la ideología y la educación y el inconsciente por las pulsiones, donde lo único que el interesa es manifestarse: La persona entonces tiene que lidiar con esos deseos inconscientes que tildan satisfacerse. Entonces hay como una defensa hacia ciertos deseos que no se toleran. El sintoma surge de este conflicto, y en su repetición y modos de renunciar a ellos, puede surgir un trastorno. Estos deseos inconsciente, puestos a disposición de manera adecuada, son una fuente inestimable de energía. Podríamos pensar que ciertas tormentas emocionales expresadas en situaciones actuales, formas de relacionarse, afectividades, se asientan en el entramado de las relaciones edípicas, de los primeros familiares, donde se aprendió a amar, a odiar, celar, la envidia, los celos... No tiene nada que ver con ningún pasado, sino cómo en la actualidad reacciono ante mis deseos, ante las relaciones con los otros. Hay una época de rivalidades, rechazo, amor que no puede ser llevado a su fin, identificaciones que se reprimen y que actúan en la situación actual sin que dé cuenta de lo que pasa. El psicoanálisis permite al sujeto una reelaboración permanente de su vida, en el sentido de poder abrirse a nuevas cadenas significantes, es decir, a nuevos tiempos de su propia persona , a nuevas vida de su propia vida No es desvelar a la persona como vivió, sino cómo desea.
Laura López, Psicoanalista Grupo CeroTelf.: 610 86 53 55/ 951 21 70 06