La
soledad conlleva problemas materiales y psicosociales que llegan a afectar con
el tiempo la salud mental de las personas. Eso se expresa primero en
la propensión a las depresiones pero también en otros trastornos, incluso más
graves. Un grupo de sociólogos y antropólogos finlandeses del Instituto de Salud Laboral de Finlandia,
sacó tal conclusión a partir de una observación duradera sobre una muestra representativa,
de cerca de 3.500 hombres y mujeres, que fueron estudiados a lo largo de ocho
años. Los científicos tomaron en consideración la situación laboral, los
ingresos, el respaldo de la familia, la hostilidad del ambiente, el nivel
educativo, las condiciones de la vivienda, la adicción al tabaco, la obesidad y
varios otros factores del desarrollo personal. Y en especial fue sometido a
sondeos sistemáticos el consumo de medicamentos antidepresivos. Aquellos que
vivían en solitario tenían un 80% más de riesgo de acudir a un tratamiento
medicinal de los trastornos del estado de ánimo que padecían. Ninguno de los
demás factores como el desempleo, constantes conflictos con los familiares, la
vida en una casa averiada o malos hábitos no ejercía un impacto comparable. El verdadero
peligro de los trastornos mentales en la gente que vive sola es mucho más alto.
Separada por el género, la muestra evidenció que en el caso de las mujeres la
depresión tiene más vínculos con factores sociodemográficos, mientras que en
hombres influyen más los factores psicosociales.