El Picasso de la India

Por Tiburciosamsa

Perdí la confianza en la política el día que murió Marco Aurelio. Desde ese día la clase política ha ido de mal en peor y el único político bueno es el político cesado. La confianza en el arte la mantuve un poco más. Exáctamente hasta el día que Picasso hubo terminado el “Guernica”. Lo que vino a continuación no fue arte, sino operaciones comerciales que movían millones y egos y que incidentalmente se referían a pinturas.

Hace unos días murió a los 95 años Maqbool Fida Husain, más conocido como M.F. Husain, al que apodaron el “Picasso de la India”. Se supone que era porque su estilo y la calidad de su pintura se parecían a la de Picasso. Puede. Lo cierto es que se asemejaba a Picasso en muchas otras cosas: su personalidad poco convencional, su habilidad para la autopromoción (en este extremo, por cierto, no ha nacido todavía el artista que pueda superar a Dalí), su dinamismo y lo que le gustaban las mujeres. Debo decir que con M.F. Husain me pasa lo contrario que con Vargas Llosa. Aquí me cae muy bien el personaje, pero aprecio menos al pintor. Con Vargas Llosa… pues eso.


Algunos hindúes vieron su pudor ofendido por esta imagen de una mujer desnuda sobre el mapa de la India. Extrañamente su brújula estética no se vio alterada.


Husain nació en una familia de pocos medios y tuvo que convertirse en un artista autodidacta. El 99% de los artistas autodidactas se mueren de hambre, pero los pocos que llegan a triunfar, anda que no presumen de autodidactismo. En 1947 hizo uno de esos movimientos sobre los que se fundan las carreras exitosas: se sumó a un grupo artístico y tuvo la suerte de haber apostado a un caballo ganador. El grupo era el Grupo de Artistas Progresistas de Bombay, que quería crear una pintura india vanguardista abierta a las corrientes internacionales, frente a la Escuela de Bengala, que defendía una pintura de tintes nacionalistas. Un mal pensado se diría que de paso el Grupo de Bombay quería abrirse paso entre los marchantes internacionales de arte. Lo cierto es que para 1950 dos de los fundadores el grupo, Francis Newton Souza y S.H. Raza, ya habían dejado la India en busca de pastos más verdes.

Sospecho que para entonces Husain ya había aprendido que en la segunda mitad del siglo XX lo que se le pide a un artista ante todo es que tenga una personalidad llamativa y chocante. Husain la tenía. Era muy alto y siempre lucía una barbita que le daba un aire bohemio y simpático. Su imagen de marca era ir descalzo. La falta de zapatos la compensaba vistiendo impecablemente. Utilizaba un pincel extralargo a modo de bastón. Tenía la despreocupación con el dinero de los que saben que siempre lo tendrán a raudales y de los que poseen la rara sabiduría de ser conscientes de que no podrán llevárselo a la tumba. Era bohemio en su manera de trabajar: no tenía un estudio fijo, sino pintaba allí donde le pillase.


Husain tenía ese rasgo imprescindible en cualquier artista de nuestros días: sentido comercial, que iba acompañado por un instinto certero de cómo se debe dirigir una carrera artística. En 1947 realizó su primera exposición en la Bombay Art Society. De 1948 a 1950 amplió sus miras y realizó exposiciones por toda la India. En 1952 dio el salto al extranjero y tuvo su primera exposición en solitario fuera de la India, concretamente en Zurich. Posiblemente Husain habiera comprendido que vender cuadros en casa está muy bien, pero que donde hay dinero de verdad es en los mercados internacionales del arte. En 1967 realizó su primera película, “A través de los ojos de un pintor”. No hay nada como el cine para la autopromoción. No son tantos los que visitan galerías de arte, pero ver películas, lo hace todo el mundo. Además el mundo del cine ofrece otro atractivo: sus actrices. Arrímate a una actriz guapa y además el gustirrinín habrás sacado un beneficio: habrás llegado a los lectores de revistas del corazón, que es otro sector que no suele ir a las exposiciones. La consagración de su ascenso ocurrió en 1971, cuando fue invitado especial de la Bienal de Sao Paulo junto a Pablo Picasso.

Husain descubrió que, si te lo montas bien, tu arte vale lo que tú digas que vale. El valor del arte es subjetivo, depende de lo que el comprador y su ego (más a menudo el segundo) quieran pagar por él. El arte del artista es que el comprador desee pagar por la obra de arte un huevo o dos. Así, en 1997, cuando lo máximo que se había pagado por uno de sus cuadros eran 50.000 dólares, dijo que sus obras costarían en lo sucesivo 100.000 dólares. Y se salió con la suya. Como la apuesta le había salido bien, más tarde aumentó el envite y en una exposición organizada por UBS declaró que ninguna obra se vendería por menos de un millón de dólares. No sé si esto demuestra que el arte de Husain es excelso o que los coleccionistas tienen unas carteras tan grandes como sus egos. Lo que sí que demuestra es que Husain era un genio para los negocios.


Todo artista que quiera salir en las noticias, necesita algún escándalo, pequeño o grande. El de Husain fueron sus pinturas de diosas hindúes desnudas. Cierto que en el arte indio antiguo, abunda la desnudez, pero explícale eso a un fundamentalista hindú ignorante. Se lo tomaron literalmente como si hubiera retratado a sus madres desnudas y le acusaron de querer ensuciar el hinduismo y que ya puestos a pintar desnudos, porqué no había pintado a la madre de Mahoma desnuda. Husain que era un hombre que vivía en las antípodas de la política y el fanatismo religioso, no entendió nada. Enpezó a entender en 1998 cuando grupos hindúes atacaron su casa y destrozaron pinturas suyas. Al final optó por adquirir la nacionalidad qatarí y por exiliarse en Londres, donde murió hace poco.

Las pinturas de Husain no me gustan, pero en cambio me encanta la sencillez de este poema autobiográfico que escribió:

Aquí estoy

con más de noventa y la gente me llama pintor.

¡Me sorprendo!

Dejadme que le dé la vuelta al reloj del tiempo.

A los ochenta gané el título de bisabuelo.

Y a los setenta le quitaron el “bis”

para que fuera un simple abuelo.

A los sesenta el abuelo también desapareció.

[aquí hay un juego de palabras intraducible. En inglés “grandfather” es abuelo y “father” es padre. Lo que original es que a los sesenta el “grand” le desapareció]

Como padre fui muy productivo.

Seis hijos y cientos de pinturas.

Sin embargo, sin familia, con un libro de bocetos

en la mano y rupias quince en el bolsillo

aterricé en el Bombay de la India Británica,

en el año 1936.

Dormí mi primera noche en la calle

bajo la luz roja.

Puede ser que esa noche soñara la pérdida

del regazo de mi madre poco después

de mi nacimiento en 1915.

Un niño sin madre comienza su largo largo

viaje por el mundo

descalzo.”


Ésta fue una de las musas que tuvo Husain. Decididamente este hombre sabía vivir.