Recuerdo que cuando mi hija era pequeña solía añadirle cada una cucharadita de polen en su zumo de naranja de desayuno, ya que la niña no era muy buena “comedora” y mi pediatra (muy poco amiga de recetar medicamentos) me aconsejó darle una cucharadita de polen (y jalea real) para complementar su alimentación de una manera natural y ayudar a fortalecer sus defensas. ¿Si me funcionó? Pues la verdad es que sí. (Tampoco quiero aburriros ahora con la historia de mi hija….)
Yendo al grano (nunca mejor dicho), el polen está compuesto por granos diminutos que están contenidos en la parte masculina de las flores y que recogen las abejas y depositan en la entrada de la colmena. Contiene proteínas de alto valor biológico, (casi todos los aminoácidos esenciales) y es una buena fuente de vitaminas (entre las que cabe destacar la vitamina C, E y todo el complejo de vitaminas del grupo B), minerales (potasio, calcio, magnesio, silicio).
El polen, también es un excelente antioxidante, gracias a su contenido en vitaminas C, E y betacarotenos, así como en diversos flavonoides como la quercetina.
Por sus múltiples virtudes, el polen es un excelente aliado en astenia, cansancio, apatía, agotamiento físico, irritabilidad, ansiedad y nerviosismo.
Ayuda a recuperarse en casos de anemia o debilidad.
Ayuda a recuperar el apetito en personas convalecientes. (y en niños que comen poco).
Aumenta la resistencia ante las enfermedades.
Refuerza la memoria. (ideal para niños en épocas de exámenes).
Se recomienda ante la apatía sexual y problemas de próstata por su gran riqueza en Zinc.
Regula el peso corporal tanto en obesidad como para la delgadez.
Es un alimento ideal para deportistas ya que aumenta la resistencia ante el esfuerzo físico.
El sabor del polen es un poco peculiar. No es dulce, pero mezclado en un vaso de leche caliente o bien en un zumo de naranja, potencia su peculiar sabor haciéndolo muy apetecible.
Hay gente que lo toma directamente, masticándolo hasta deshacerlo por completo. En casa, lo tomamos disuelto en un vaso de leche caliente, con una cucharadita de miel o melaza, o bien como he comentado al principio, disuelto en un zumo de naranja (recién exprimido) o entre un batido de fruta, yogur, papilla, etc.. Hay muchas opciones!!
GEMMI CONSEJO: Ahora que estamos en otoño, y si queréis reforzar la salud de vuestro organismo, os propongo la siguiente “bebida de los dioses” (así es como la llamamos en casa) para ser tomada cada mañana antes de desayunar. La receta es la siguiente: Un zumo recién exprimido de dos naranjas y un limón, media cucharadita de polen y media cucharadita de germen de trigo. (Opcionalmente podéis poner día sí y día no, una ampollita de jalea real durante los primeros quince días). Se baten bien los ingrediente (nosotras lo hacemos con una batidora manual) y se toma durante por lo menos dos meses y si os apetece, durante todo el invierno… (en ese caso, sin jalea real y con própolis en el caso de que notéis que vais a coger un resfriado.)
Besos desde mi blog!!!!