Una investigación ha
revelado que los organismos que se encuentran en el polvo flotante de casas,
oficinas y espacios deportivo estarían evolucionando en el marco de un ciclo de
adaptación a los productos antibacteriales que se utilizan con frecuencia para
limpiar los ambientes internos, creando microbios difíciles de aniquilar. Sin
embargo, este descubrimiento ha destapado una preocupación mayor, pues se
presume que este proceso implicaría que los diminutos seres vivos que habitan
en el polvo podrían ser un factor inesperado en la resistencia a los
antibióticos, considerada una de las mayores amenazas para la salud mundial, la
seguridad alimentaria y el desarrollo, de acuerdo a la OMS. El estudio,
publicado por la Sociedad Americana para la Microbiología, recolectó muestras
de polvo de 42 edificaciones en el estado de Oregón, EE.UU. Los investigadores
aspiraron la tierra suelta de pasillos, oficinas y gimnasios en lugares como
clubes privados de gimnasia, centros recreativos públicos y varios estudios de
danza, yoga y artes marciales, tomando en cuenta que estos espacios mantienen
altos niveles de químicos antimicrobianos por el uso de agentes de limpieza que
demandan las actividades que se realizan en las instalaciones. Cuando los
investigadores analizaron las muestras recolectadas, no solo encontraron
químicos antimicrobianos en la mezcla, sino también marcadores genéticos que
contribuyen a la resistencia a los antibióticos. Los mismos que fueron más abundantes
donde las sustancias antibacteriales, como el triclosán, estaban presentes en
concentraciones más altas. El descubrimiento de esta asociación puede
significar que la exposición a los residuos de productos químicos
antimicrobianos estaría estimulando formas de vida resistentes a los
antibióticos, que, al introducirse en el cuerpo humano, podrían ocasionar
problemas de salud difíciles de tratar.