El Partido Popular sigue su carrera de incumplimentos de promesas electorales a un ritmo que empieza a ser frenético. Como dice hoy El País, si a Zapatero le costó seis años enmendarse a sí mismo (y traicionar su programa electoral), a Rajoy le han bastado apenas seis días.
Y no se trata sólo de las brutales subidas de impuestos descargadas sobre las espaldas de asalariados y jubilados tras el Consejo de Ministros del viernes pasado, después de años de negar cualquier subida de estos gravámenes: paralelamente se nos anuncian para marzo un incremento seguramente salvaje del IVA y otras medidas de semejante calibre, que se irán incorporando a medida que vayamos digiriendo las anteriores. Ya saben, estamos"en el inicio del inicio" según la vicepresidenta Soraya, antaño tan dinamitera ella contra las medidas económicas del anterior Gobierno y ahora tan compungida y humilde cuando nos anuncia los "recortes presupuestarios" a saco del PP.
En cuanto a los servicios públicos, se prosigue sin tregua su demolición con la complicidad de los nacionalistas catalanes de derechas, que desde la Generalitat y los ayuntamientos están impulsando una política de sabotaje y destrucción del concepto mismo de lo público que debe hacer palidecer de envidia al neocon norteamericano más endurecido. Ayer 1 de enero por ejemplo, el precio del billete de transporte público (metro y autobús) en Barcelona pasó de golpe de costar un euro y cuarenta y cinco céntimos a costar dos euros. Aquí jamás se había visto una cosa así, ni en tiempos de Franco se atrevieron a tanto.
De todos modos en materia de mentiras e incumplimientos no todo es economía, o mejor dicho en según que asuntos aparentemente no lo es, en apariencia. Por ejemplo, tenemos el famoso canon digital. Resulta que ahora se mantiene "reformado", después de haber jurado que lo iban a eliminar a la primera oportunidad. Y es que según el nuevo ministro de Cultura, el señor Wert, de profesión experto en manipulación de encuestas por cierto, hay que proteger seriamente los derechos de los autores. Acabáramos, lo mismo decía la anterior ministra y ya vieron cómo el PP se puso a la cabeza de la manifestación contra el canon digital de la señora González-Sinde. Lo bueno del caso es que si antes nos quejábamos de que el canon recaía sobre los usuarios que compraban aparatos relacionados con nuevas tecnologías, ahora lo hace indiscriminadamente sobre las espaldas de todos los ciudadanos; mayor universo de "paganos", mayor negocio para los recaudadores.
Aunque para incumplimiento gracioso, el que atañe a la Ley antitabaco. Habrá que ver la cara de tantos dueños de baruchos que han estado dando la tabarra contra su aplicación, ahora que la nueva ministra de Sanidad ha anunciado que no se va a tocar a pesar de que el señor Rajoy en persona se hubiera comprometido a liquidarla. Y es que según datos oficiales, la ley ha supuesto que 600.000 fumadores hayan dejado de serlo y que haya disminuido en un 10% el número de infartos; en resumidas cuentas un ahorro considerable en vidas y también en dinero, frente a los intereses de unos cuantos granujas que intentan hacernos creer que su negocio particular es prioritario sobre la salud pública.
Veremos donde quedan otras promesas electorales, como la derogación de la ley de interrupción voluntaria del embarazo, tan reclamada por la extrema derecha católica y presente en el programa electoral del PP, que obviamente no se tocará tampoco (ya saben, las hijas de las familias como Dios manda que antes abortaban de tapadillo en Londres pagando ahora lo hacen gratis en la Seguridad Social), o el compromiso de no negociar jamás con ETA, bramado de continuo en las calles, en las tribunas y en los medios por dirigentes, militantes y simpatizantes del PP, que a tenor de las primeras declaraciones de miembros significados del nuevo Gobierno se trocará de aquí a poco en acuerdos políticos que dejarán en mantillas cuanto hicieron los socialistas en este terreno.
Así es la derecha española: mentirosa y torticera como ella sola, atenta solo en cada momento histórico a la satisfacción de sus muy materiales intereses.
En la imagen que ilustra el post, portada de la web del Partido Popular en 2008, en la que se pronuncia claramente contra el canon digital.